A medida que aumentan las presiones debido a la deuda los países del Sur de Asia han optado más y más por estrategias económicas ligadas a los tratados de libre comercio (TLCs). Con ello, sin embargo, no sólo están cambiando las dinámicas comerciales de la región, sino también una serie de normas legales a nivel nacional, desde derechos laborales hasta políticas agrícolas.En los dos últimos años, Sri Lanka y Bangladesh han pedido paquetes de rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI) debido a sus precarias condiciones económicas. En el caso de Sri Lanka, se espera que el gobierno lleve a cabo una serie de reformas económicas, incluyendo la liberalización del comercio, la flexibilización del mercado laboral y la liberalización del mercado de tierras, a cambio de la condonación de su deuda. De igual manera, el FMI ha pedido a Pakistán negociar Tratados de Libre Comercio con sus principales socios comerciales para garantizar el acceso a sus mercados. Como parte de las condiciones de un préstamo de rescate a largo plazo por un valor de 3 mil millones de dólares, se le exigió a Pakistán, además, reducir los aranceles a las importaciones. Otros países de la región, como Afganistán y Maldivas, podrían seguir su ejemplo, ya que están batallando con la deuda o en serio riesgo de no poder pagarla.Para quienes se han opuesto al libre comercio, este fenómeno trae a la memoria la lucha contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y sus impactos. El TLCAN, firmado en 1994 entre Canadá, México y los EEUU, fue devastador para México, profundizó la pérdida de soberanía alimentaria debido al bajo precio de las importaciones, agudizó la privatización de las semillas, el despojo de las tierras y la pérdida de los medios de sustento para muchas personas. También generó un aumento del crimen organizado, la migración y la contaminación, a la vez que debilitó los derechos laborales. El TLCAN debiera servir como una fuerte advertencia para la gente de Asia del Sur, de que los TLC no sólo implican la disminución de los aranceles. También modifican las leyes y las regulaciones para favorecer a las corporaciones.El impacto de las importaciones Para Asia del Sur, dos décadas han sido suficientes para hacer un balance del impacto de los TLCs en la región. Diversos sectores han sufrido grandes pérdidas e incluso la ruina, a tal punto que, en India y Pakistán, las federaciones empresariales han exigido una moratoria a los nuevos acuerdos comerciales.Los efectos de los TLC sobre el sector alimentario de la India son particularmente alarmantes, ya que han puesto en peligro la capacidad de producción de alimentos de la nación. A comienzos de la década de 1990, India era auto suficiente en la producción de aceite comestible. Pero luego de la firma de los TLCs con Malasia y la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN), India se convirtió en el mayor importador de aceite comestible del mundo.Desde el inicio de las negociaciones entre India y ASEAN, los estados del sur de India, particularmente Kerala, hicieron ver su preocupación. La proyección era que el TLC aumentaría las importaciones de productos agrícolas desde los países de ASEAN a India, principalmente té, café, aceite de coco, palma, caucho, especias y otros cultivos, exactamente los mismos productos cultivados por el campesinado de Kerala.A pesar del hecho que el aceite de coco de la India fue excluido oficialmente del TLC entre la India y ASEAN, fue el producto que más sufrió debido a este acuerdo comercial. Según lo señalado por el Coconut Board, el organismo gubernamental encargado del desarrollo del cultivo del coco en India, el país importó más de 3 mil 14 toneladas de aceite de coco en el período 2011 – 2012, aumentando a 12 mil 811 toneladas en el período 2014 – 2015, más de cuatro veces en solo unos pocos años. El precio de mercado del aceite de coco cayó de 2,01 dólares estadounidenses por kilo en agosto de 2014 a 1,2 dólares en julio de 2015. La situación fue tan perjudicial que el ministro de agricultura de Kerala de esa fecha, K P Mohanan, solicitó al primer ministro de la India detener la importación de aceite de coco para evitar la destrucción de la producción de coco en Kerala, la base de su economía. Se tomaron medidas al respecto y la importación cayó a 5 mil 416 toneladas en el período 2015 – 2016. Pero luego la producción de aceite de coco fue desplazada por la importación excesiva de aceite de palma. Esto originó una importante caída en los precios de la copra (coco seco usado para extraer aceite de coco): de 216,5 dólares por quintal a sólo 84,22 dólares por quintal en los últimos cinco o seis años, forzando al sector productor de coco a exigir un precio de soporte de 300,7 dólares por quintal. Lo mismo ocurrió en el sector del caucho. Entre 2013 y 2015, las importaciones casi se duplicaron, mientras las exportaciones de la India llegaron a un mínimo histórico. En Kerala, la producción de caucho cayó de 1 millón de toneladas anuales a una producción entre 600 mil a 700 mil toneladas. El precio del caucho era alrededor de 3 dólares por kilo antes del TLC, y terminó en 1,30 dólares por kilo después del TLC con ASEAN.Pero los problemas de las comunidades campesinas no terminan con el TLC India-ASEAN. El tratado de libre comercio India-Sri Lanka, (ISFTA, por sus siglas en inglés) también significó la ruina para parte del campesinado de la India , particularmente para quienes producen pimienta negra. El precio de la pimienta negra puesta en finca cayó de 9,14 dólares por kilo en 2017 a 3,61 dólares en julio de 2018 debido al ingreso de pimienta importada desde Vietnam a través de Sri Lanka. De acuerdo al TLC India-Sri Lanka, India podía importar 2 mil 500 toneladas de pimienta al año desde Sri Lanka libre de impuestos; para volúmenes mayores a esta cuota, se cobraría un impuesto de 8%. Sin embargo, según el TLC India-ASEAN, las importaciones de pimienta directas desde Vietnam tienen un arancel de 52%. Recién en febrero de 2024 una comisión parlamentaria de la India recomendó tomar medidas correctivas para frenar la importación subsidiada desde países de ASEAN a través de Sri Lanka.Aun cuando el TLC India-Sri Lanka es un acuerdo comercial Sur-Sur, no ha tenido un efecto positivo importante en la producción agrícola de Sri Lanka. India, siendo el socio poderoso en este TLC, aumentó de manera significativa sus exportaciones hacia Sri Lanka, lo que provocó un aumento de más de seis veces en el déficit comercial de Sri Lanka entre el año 2000 (al inicio del ISFTA) y el año 2014. En el mismo período, las exportaciones de Sri Lanka hacia la India aumentaron a un ritmo mucho menor, debido en gran parte a la existencia de medidas no arancelarias (MNAs) a las que se enfrentaron los exportadores de Sri Lanka que trataban de entrar al mercado de la India, como son los impuestos, los estándares, procedimientos administrativos y las cuotas fijadas por cada Estado de la India, y que quedaron fuera del alcance del acuerdo.¿Qué más está en juego?En esta era de nuevos TLCs, la reducción de aranceles y la pérdida de ingresos, si bien son muy peligrosas, son solo la punta del iceberg. Actualmente, los acuerdos comerciales afectan no sólo a la regulación de las importaciones y exportaciones; se trata de diseñar marcos legales que principalmente benefician a grandes inversionistas y a las grandes corporaciones.Los subsidios no se negociarían: En las actuales negociaciones del TLC con la Unión Europea, el arancel de la India para la agricultura que actualmente es de 39,2% (el de la UE es de 11,2%), podría ser reducido a cero o cercano a cero para el 90% de los productos agrícolas en juego, ya que la UE quiere un amplio acceso al mercado agrícola y de los lácteos en la India. Pero la UE no tendrá que reducir sus enormes subsidios agrícolas, los que llegaron a casi 78 mil 454 millones de dólares en el período 2020 – 2021. Esto le da a la UE una tremenda ventaja de precios en los mercados de la India y le permite exportar grandes volúmenes de sus productos subsidiados, provocando, de esta manera, que sea imposible para las comunidades campesinas de India competir con sus pares de la UE. A diferencia de la OMC (Organización Mundial del Comercio), en las negociaciones de los TLC los subsidios agrícolas otorgados por los países desarrollados nunca son cuestionados ni modificados.Medidas no arancelarias (MNAs): Los países desarrollados como los de la UE, mantienen medidas no arancelarias (MNAs) dictadas por la industria alimentaria que son difíciles de cumplir, como los estándares sanitarios y fitosanitarios, la trazabilidad de quienes producen alimentos y los sistemas de vigilancia de los mercados, todo lo cual hace que sea muy difícil para los países de Asia del Sur ampliar su acceso al mercado de la UE. Los altos subsidios a la producción agrícola de los países desarrollados que se mencionó anteriormente también funcionan como medidas no arancelarias para los bienes agrícolas provenientes de los países en desarrollo.Fin a las restricciones a la exportación: Cada cierto tiempo, los países de Asia del Sur – India, Bangladesh, Afganistán y Pakistán- imponen prohibiciones a la exportación de productos alimentarios como el arroz, trigo, azúcar para controlar el suministro interno de cereales y mantener la seguridad alimentaria nacional. En 2019, Pakistán prohibió la exportación de trigo y harina debido al aumento sostenido de los precios. A comienzos de 2024, Pakistán estableció una prohibición a la exportación de bananas y cebollas para controlar sus precios en el mes de Ramadán. En 2022, Afganistán prohibió la exportación de trigo para cubrir las necesidades locales. Para garantizar una mayor seguridad alimentaria, en octubre de 2023 Bangladesh impuso una prohibición indefinida a la exportación de todos los tipos de arroz, incluyendo las variedades aromáticas. Los países desarrollados, especialmente los de la UE y Japón exigen la eliminación de estas medidas (impuestos, restricciones y prohibiciones) en sus TLCs con los países en desarrollo.Acceso al mercado de los lácteos: Los lácteos son un tema altamente sensible en Asia del Sur, particularmente en países como India, Pakistán y Bangladesh, donde hay una importante producción campesina de lácteos. El peligro que esta producción sea desplazada por parte de la industria de los países desarrollados es grande. Países como los de la UE, Reino Unido, Australia y Nueva Zelandia están presionando de manera agresiva por la liberalización del sector lácteo de Asia del Sur. Las compañías europeas ya tienen un pie puesto dentro de India y Pakistán y pretenden un acceso mayor a los mercados para poder exportar lácteos libre de aranceles a esos países. Esto no sólo será desastroso para las cooperativas lecheras, sino que para millones de familias campesinas, principalmente mujeres, que entregan leche fresca a estas cooperativas. Las cláusulas de “Tratamiento Nacional” incluidas en los TLCs también garantizarían a las compañías extranjeras que invierten en los países de Asia del Sur los mismos derechos y privilegios de las compañías nacionales. Esto significaría que los gobiernos de Asia del Sur no podrían legislar a favor de sus cooperativas lecheras o de los campesinos y campesinas que producen leche a pequeña escala. Por otro lado, las regulaciones sanitarias impuestas por la industria de los países desarrollados impiden que los productos de las cooperativas lecheras de Asia del Sur ingresen a sus mercados debido supuestamente a sistemas de trazabilidad y de vigilancia del mercado insuficientes.Disposiciones ADPIC-Plus: En relación a los derechos de propiedad intelectual, la UE, Japón y Corea exigen la adhesión a las disposiciones ADPIC-Plus para la protección de obtenciones vegetales y la incorporación al Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) de 1991. La UPOV no reconoce el derecho de las comunidades campesinas sobre las semillas y protege los intereses de las corporaciones semilleras que realizan investigación y desarrollo de variedades de cultivos. La UPOV91 limita de manera severa los derechos ancestrales a guardar, intercambiar y reutilizar las semillas y el material de propagación y reconoce solamente “los derechos de los mejoradores genéticos” en lugar de los derechos campesinos. La UPOV91 sería un desastre para la gente de campo de Asia del Sur que depende de la semilla guardada y para miles de guardadoras y guardadores de semillas que resguardan la diversidad de la agricultura para las futuras generaciones. Las negociaciones actuales de los TLCs que exigen que los países de Asia del Sur cumplan con UPOV 91 incluye al TLC India-UE y el TLC Bangladesh-Japón. El artículo X.38 del TLC India-UE, por ejemplo, exige “que cada parte proteja los derechos sobre obtenciones vegetales de acuerdo con el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) según la última revisión en Ginebra del 19 de marzo de 1991”.Liberalización de las compra pública: En los TLCs, los países del Asia del Sur también enfrentarían una gran presión de parte de los países desarrollados para abrir todas las compras públicas a los socios de los TLCs. India ya aceptó abrir las compras gubernamentales en los TLCs India-Emiratos Árabes Unidos. Los países desarrollados como los de la UE, el Reino Unido y Australia también han exigido acceso al mercado de las compras públicas en los países miembros de los TLCs. En el acuerdo India-Asociación Europea de Libre Comercio, las compras gubernamentales están incluidas, pero no hay compromisos de acceso al mercado hasta que el acuerdo no sea renegociado más adelante. En las actuales negociaciones con Bangladesh, Japón ha remarcado que las compras gubernamentales deben incluirse en los Acuerdos de Asociación Económica (AAEs) ya que son un elemento importante de la actividad económica. La apertura de las compras gubernamentales en los TLCs pondría en peligro el desarrollo y los intereses de la micro, pequeña y mediana empresa, de los pequeños negocios locales y de las mujeres emprendedoras, porque actualmente en Asia del Sur estos pequeños negocios tienen prioridad cuando se abren las licitaciones del gobierno. En el TLC con los Emiratos Árabes Unidos, India excluyó las compras públicas relacionadas con el sector de la salud y de los productos agrícolas.[1]Afortunadamente, hasta el día de hoy, en los TLCs firmados en la región no hay ninguna disposición sobre compras gubernamentales relacionadas con la alimentación. Con la liberalización de este sector, la seguridad alimentaria de los países está en riesgo como ocurrió en India en 2006 - 2007 cuando liberalizó la adquisición de trigo y arroz, lo que provocó la importación masiva de trigo a pesar de la abundante cosecha en ese mismo año.Proliferación de semillas y alimentos transgénicos: Cuando las regulaciones existentes en los países asociados son vistas como restricciones al comercio y en la negociación se imponen grandes cambios a estas normas, estos nuevos TLCs han estado especialmente interesados en eliminar restricciones a los organismos transgénicos. Al negociar un TLC, será difícil para los países de Asia de Sur negarse a aceptar disposiciones sobre la importación de transgénicos. Los TLCs tienen disposiciones para la armonización de medidas regulatorias, lo que significa que las restricciones por razones de salud, alimentarias y de bioseguridad deben ser minimizadas de manera que el comercio pueda crecer; el proceso para la aprobación de los transgénicos debe ser abreviado, como lo dispone el Acuerdo Estados Unidos- México – Canadá o el TLC EEUU-China. El objetivo es asegurar que, si un país dice que un producto es seguro de acuerdo a sus regulaciones, los otros países aceptarán al producto como seguro de acuerdo a las normas propias. En el TLC India-Canadá, Canadá insistió en asegurar un proceso de aprobación para la canola transgénica en India. Esto incluiría el desarrollo conjunto de marcos regulatorios que permitan la presencia de bajos niveles de transgénicos que ya hayan sido aprobados por las autoridades regulatorias competentes de otro país.Resolución de Controversias Estado-Inversionista (ISDS, por sus siglas en inglés) para impugnar las normas sobre impuestos, salud, medioambiente y seguridad: En esta nueva era de TLCs, los países de Asia del Sur estarían obligados a aceptar el mecanismo ISDS, que protege los derechos de los inversionistas ante cualquier cambio en las regulaciones sobre inversión. De acuerdo al ISDS, cualquier inversionista puede demandar al gobierno si las leyes y las regulaciones impiden la maximización de las ganancias obtenidas de las inversiones. Esta disposición se convierte en un gran problema en los países de Asia del Sur que permiten la inversión extranjera directa en propiedad de la tierra mediante la eliminación de las restricciones para las compañías extranjeras, como es el caso de Sri Lanka. Dado que Sri Lanka está negociando un TLC con China, sería desastroso si Sri Lanka acepta el mecanismo ISDS y permite la inversión en tierras agrícolas.La mayoría de los países de Asia del Sur han firmado Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) y también han enfrentado demandas en contra de ellos a través del mecanismo ISDS. Hay muchos casos donde las corporaciones han usado las disposiciones de “protección del inversionista” en los TBIs, y en diferentes acuerdos comerciales, para demandar a los países de Asia del Sur.El libre comercio y las protestas campesinas Durante los últimos meses, se han desencadenado grandes protestas campesinas en todo el mundo, incluyendo Asia del Sur, las que tienen en común el rechazo a los tratados de libre comercio por los estragos que han causado en la agricultura de muchas regiones. Las campesinas y campesinos europeos, por ejemplo, se quejaron que a pesar de sus esfuerzos por producir alimentos, apenas logran llegar a fin de mes debido a los TLC, a las desregulaciones y a los precios de venta de sus productos que no cubren los costos de producción. La búsqueda desenfrenada de TLCs por parte de la Unión Europea ha puesto a las campesinas y campesinos del mundo unos contra otros, obligándoles a competir a niveles de precios muy bajos y dañando la seguridad de sus ingresos.En los últimos años, Asia del Sur ha sido el epicentro de las revueltas campesinas, como se vio en India, Pakistán, Nepal y Sri Lanka. A comienzos de 2024, las campesinas y campesinos de India marcharon nuevamente hacia Delhi y reanudaron las protestas porque el gobierno no cumplió con su promesa de implementar un sistema de soporte de precios garantizado por ley. Adicionalmente, exigían al gobierno de India el retiro de la OMC y la anulación de todos los tratados de libre comercio. Las campesinas y campesinos de India también insisten que cualquier TLC debe ser discutido exhaustivamente, debatido y acordado por las dos cámaras del parlamento antes de su ratificación. Una norma legal que cree un sistema de soporte de precios aseguraría al campesinado obtener precios justos por su producción agrícola, protegiéndoles de los efectos adversos de las importaciones baratas que colman el mercado debido a la reducción o eliminación de aranceles impuestas por los TLCs.Hoy existen las condiciones y la fuerza necesarias para una lucha unitaria contra los TLCs en los países de Asia del Sur, como se vio en las luchas de la India contra el tratado regional de libre comercio entre los países de Asia del Sur y del Sudeste Asiático (RCEP por sus siglas en inglés) durante 2018 y 2019. La resistencia al RCEP fue a generalizada, lo que llevó al gobierno a retirarse de las negociaciones. Esta victoria fue posible porque cada sector afectado comprendió el posible impacto negativo de los tratados comerciales. Rechazaron el aumento de las importaciones como resultado de la eliminación de aranceles a los productos provenientes de otros países miembros del RCEP. Esta conciencia colectiva logró unir a casi todos los sectores: campesinas y campesinos, trabajadoras y trabajadores industriales, movimientos sociales y sindicatos, demostrando que la resistencia contra las regulaciones comerciales es posible. Una iniciativa similar surgió recientemente en Nepal, donde grupos de la sociedad civil y asociaciones campesinas colaboraron para frenar la proliferación de TLCs en Asia del Sur.Para el campesinado de toda Asia del Sur, cualquier presión para abrir el sector de la agricultura a la agenda actual del libre comercio empeoraría sus problemas, profundizaría la crisis económica en la región y pondría en peligro su sobrevivencia. Es de suma importancia asegurar que el sector agrícola continúe como una opción de sustento viable para millones de campesinas y campesinos y sea la base de la producción de alimentos en la región.[1] Sin embargo, la UEA ahora quiere renegociar el TLC con la aparente intención de incluir materias primas agrícolas en las compras públicas.Foto: Marcha de agricultores en Delhi, India, el 18 de marzo de 2013. Por: Joe Athialy/Rewa Images