Plantaciones de agave en Jalisco, México. Foto: Rodolfo González FigueroaEn 2019, en la vigésima quinta reunión de la Conferencia de las Partes (COP25) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, presentó en Madrid, España, la Iniciativa Tequila Libre de Deforestación, “tal vez la industria más representativa de Jalisco y en una de esas, la más representativa de México”.[1]El representante de los empresarios tequileros agregó: “con todos estos trabajos la Cadena Agave Tequila buscará tener el liderazgo, para convertirnos en referente como producto emblemático de México, y con un alto sentido de responsabilidad ambiental”.[2]Esta iniciativa se concretó mediante “La marca de certificación Agave Responsable Ambiental, ARA”, que asegura que el tequila proviene de plantaciones de agave que no han provocado deforestación desde 2016.[3] Se trata de un registro de parcelas en un mapa virtual y el dictamen de su uso agrícola previo a 2016. Y dice: “La certificación ARA permitirá la auto-regulación de la industria tequilera”. Lo presentan como “producción sustentable”.[4] Simulan frenar la deforestación con mapas y el registro de tierras, cuando en las regiones hay artimañas que permiten la apertura de nuevas tierras de cultivo agroindustrial y una nula presencia institucional para la regulación. Está repleto de contradicciones el discurso de “cero deforestación” de las plantaciones agroindustriales en Jalisco.Se busca sostener el rentable mercado del tequila y el aumento de las exportaciones posicionándose en el mercado. La certificación es sólo un trámite más para la industria, y el sector privado manifiesta como una bondad su compromiso ambiental cuando antes burlaron leyes que debieron haberse respetado. Si no, ¿de que manera lograron crecer las extensiones de cultivo de sus insumos sin deforestar? Ahora resaltan la no deforestación para intentar “cumplir” la meta propuesta ante las instancias internacionales por el cambio climático, pero dejan de lado un cúmulo de externalidades y la restauración de bosques y ecosistemas. Preocupa la idea que tiene la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) sobre cómo generar soluciones ambientales a la agroindustria que sean modelos innovadores aplicables a otras plantaciones. En los hechos se está sembrando el agave a diestra y siniestra sin regulación, colocándolo en el mercado como agave o directamente como tequila. “Jalisco cuenta con más de 100 mil hectáreas y un total de 399 millones de plantas de agave”.[5]Según “el titular de la Semadet, Sergio Graf Montero, en 20 años (de 1993 al 2013) Jalisco perdió 729 mil hectáreas de bosques y selvas”. “La actividad ganadera, el cultivo de agave y aguacate son consideradas las causas directas más importantes de deforestación en Jalisco”. Sin embargo “el área de elegibilidad, en la que se podrá plantar agave variedad Azul Tequilana Weber, queda con una extensión de casi 3 millones de hectáreas, que es la superficie que hay en Jalisco de zonas agrícolas ya existentes hasta antes del 2016”.[6]El estudio “Estimación de la Tasa de Deforestación Bruta en México para el periodo 2001-2018”, desarrollado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), indica que en Jalisco se han deforestado un promedio de 15 mil 995 hectáreas por año.[7]En 2021 en plena pandemia, cuando Guadalajara estaba completamente paralizada, se incendió el Bosque de la Primavera, pulmón y área protegida que se encuentra justo entre la ciudad y los campos de cultivo de agave de la ciudad de Tequila. Una vez apagado el fuego por las brigadas forestales y bomberos, después de varios días se encontró una gran extensión del bosque quemado, pero ahora plantado de agave. Esto evidenció una de las practicas mediante las que avanza este tipo de plantaciones. Existe todo tipo de artilugios por parte de las autoridades agrarias y de agricultura para ir abriendo campo a estos rentables cultivos y despojando por renta, invasión o compras de las tierras campesinas.[8]Una vez despojadas las tierras no vuelven a producir alimentos y se incorporan a lógicas nocivas y contaminantes. En la propuesta de “cero deforestación” se habla de sembrar sólo en las superficies que desde 2016 han sido destinadas a la agricultura, lo que puede transformarse en algo que ya ocurre: la tierra ya se la quitaron a las comunidades campesinas, la deforestan con grandes máquinas, el cultivo inicial es, por ejemplo, aguacate, se acaba el suelo y el agua o fracasa la plantación, entonces cortan el aguacate y plantan agave. Si tienen éxito cosechan en 5 a 7 años. El agave es un cultivo de especulación ya que su precio tiene picos desde valor cero hasta dólar y medio el kilo, por lo que, según la circunstancia, se vuelve a sembrar la tierra o se aplana y se convierte en invernadero, cubierto de cemento, metal y plástico. [9]Ahora algunos sectores oficiales del turismo y la cultura se quejan de que los invernaderos modificaron el “paisaje agavero” reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad y que ya había logrado ser un negocio colateral. La secretaría de Cultura de Jalisco declaró frente a este problema que “no existe ningún reglamento o ley que prohíba la plantación de berries en el paisaje agavero. “Pues por el momento no hay nada que impida que los propietarios del predio en lugar de plantar agaves siembren berries, o al revés”.[10]Esta historia sucede por todo Jalisco. Las cañadas se vuelven cementerios de miles de toneladas de plásticos y botes de pesticidas. Así sucedió con la papa para las compañías de botanas y frituras en las sierras de Jalisco, donde dejaron de sembrar los múltiples cultivos tradicionales (maíz, frijol, haba, verduras). Se acabaron los suelos y ahora son invernaderos de berries (arándanos, frambuesas y fresas). Se talaron miles de hectáreas de bosque en cada una de estas iniciativas de mercancías agroindustriales de exportación. En algunos casos la historia termina en urbanización y venta de lotes para industrias o fraccionamientos.El territorio está devastado, las familias de las comunidades se desvinculan de las prácticas campesinas o son obreros de estas industrias, el uso indiscriminado de agrotóxicos tiene acabadas las tierras y la salud. La solución “cero deforestación” quiere ser innovadora, pretenden salvar al Gigante Agroalimentario de México creciéndolo: “darle la oportunidad” a los sistemas-producto (como ellos le llaman). Éstos son nocivos, avanzan por el área agrícola existente despojando comunidades campesinas y heredando externalidades (contaminación, crisis de salud, despojo de saberes y culturas, humillación y violencia) en sus territorios. En ese camino destruyen ejidos, la propiedad social, las formas colectivas de gestión territorial que las instituciones y las empresas consideran arcaicas y que, dicen, han impedido el desarrollo al estar “atadas” por las decisiones colectivas.La realidad es que la frontera agrícola crece a pasos agigantados, que el Estado impulsa la producción de estas mercancías agrícolas y que hasta el momento no hay fuerza, ni regulación, mucho menos “autorregulación” que la detenga. Estas falsas soluciones al cambio climático no cuestionan la invasión de las plantaciones ni sus consecuencias y no modifican en nada las prácticas agrícolas industriales, lo que propicia el acaparamiento y concentración monopólica de las tierras. Otro peligro es que estas bases de datos empresariales se conviertan en bases de datos de mercados de tierras o de localización de parcelas para la prospección agrícola.Investigaciones de la Universidad de Guadalajara exponen en relación con el agave que “esto ha ocasionado una dinámica de cambios de uso de suelo que afectan la productividad y otras actividades como la ganadería, la cual fue desplazada de estas áreas agaveras y donde antes se proveía de forraje a través de los rastrojos de maíz o del pastoreo directo de los pastos asociados al agave cultivado de manera tradicional. Hoy la ganadería tiene que buscar a su vez nuevas áreas de pastoreo y son desplazados hacia nuevas aperturas de pastizales o al pastoreo directo en el bosque tropical caducifolio, incrementando la presión sobre este importante recurso biótico”.[11] Es decir, al monitorear el cultivo de “agave cero deforestación” este cultivo desplazará a otros, por lo que se abrirán nuevas tierras de cultivo para los forrajes, milpas [chacras] y otros cultivos tradicionales.El proceso propone invadir o reconvertir tierras que se han cultivado para producir alimentos, lo que socava la reducción de emisiones y la deforestación, la comercialización de alimentos naturales en circuitos cortos y la soberanía alimentaria.El secretario del medio ambiente de Jalisco enmarca la iniciativa dentro de las soluciones basadas en la naturaleza. El Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) describe la situación diciendo: “Ya hemos asistido a la introducción de conceptos que provocan daños en los territorios y justifican la devastación continua de los bosques, así como la extracción violenta de cualquier cosa, desde minerales hasta madera. Los sistemas de certificación, la compensación de carbono, las promesas de una cadena de suministro con deforestación neta cero, las promesas de carbono neutro y cero emisiones netas son tan sólo algunos de ellos. La última idea peligrosa se conoce con el nombre de “soluciones basadas en la naturaleza” o “soluciones naturales para el clima”. Es la ilusión de que la “naturaleza” es una “solución” a la destrucción empresarial.[12][1] Gobierno del Estado de Jalisco, «Presenta gobierno de Jalisco iniciativa “Tequila libre de deforestación”», 12 de agosto de 2019. [En línea]. https://www.jalisco.gob.mx/es/prensa/noticias/98840[2] Ibidem.[3] Esto lo presentaron el 3 de mayo de 2021 el Consejo Regulador del Tequila (CRT), la Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT) y el Gobierno del Estado. SEMADET, «Informe de avances 2021,» 2021. [En línea]. Available: https://semadet.jalisco.gob.mx/sites/semadet.jalisco.gob.mx/files/informeavancessemadeteeb_jal2021.pdf[4] Gobierno del Estado de Jalisco, «Tequila libre de deforestación; acciones ante el cambio climático», https://www.jalisco.gob.mx/es/gobierno/comunicados/tequila-libre-de-deforestacion-acciones-ante-el-cambio-climatico[5] “Presenta gobierno de Jalisco”, op.cit.[6] «Tequila, primera bebida alcohólica libre de deforestación», El Economista, 4 de mayo, 2021. https://www.eleconomista.com.mx/estados/Tequila-primera-bebida-alcoholica-libre-de-deforestacion-20210504-0017.html[7] «Avanza mapa para frenar deforestación por agave», El Informador, 21 e mayo, 2021. https://www.informador.mx/Avanza-mapa-para-frenar-deforestacion-por-agave-l202105210002.html[8] «Exclusiva: El agave acecha al Bosque La Primavera», Forbes, 2 de agosto, 2021. https://www.forbes.com.mx/el-agave-acecha-al-bosque-la-primavera/ .[9] «Llega a más de 30 pesos el kilo de agave», Noti Arandas, 4 de julio, 2020. https://www.notiarandas.com/region/llega-a-mas-de-30-pesos-el-kilo-de-agave/.[10] «Paisaje agavero, en riesgo de perder nombramiento otorgado por la UNESCO», Milenio, 20 de agosto, 2018. https://www.milenio.com/cultura/paisaje-agavero-riesgo-perder-nombramiento-otorgado-unesco.[11] P. R. W. Gerritsen y L. M. Martínez Rivera, «Perspectivas y desafíos de la producción del agave azul», en Agave azul, sociedad y medio ambiente, Autlan de Navarro, Jalisco, Universidad de Guadalajara, 2010, pp. 203-218[12] WRM, «Soluciones basadas en la naturaleza”: ocultando», Boletín 255, marzo / abril 2021. https://wrm.org.uy/es/files/2021/05/Boletin-255_ESP.pdf.