Biodiversidad - Ene 2009

La agricultura: sus saberes y cuidados

Los pueblos del campo han sido los que han alimentado a la humanidad, incluso en el momento actual, cuando se despliega una verdadera guerra contra campesinos y pueblos indígenas. Otro hecho ignorado es que los campesinos y campesinas del mundo han sido los creadores y diversificadores de todos y cada uno de los cultivos que hoy disfrutamos como humanidad. 
Los pueblos del campo han sido los que han alimentado a la humanidad, incluso en el momento actual, cuando se despliega una verdadera guerra contra campesinos y pueblos indígenas. Otro hecho ignorado es que los campesinos y campesinas del mundo han sido los creadores y diversificadores de todos y cada uno de los cultivos que hoy disfrutamos como humanidad. 

Misak Ley

El pueblo misak (guambiano), como constituyente primario, hace uso de nuestro Derecho Mayor, por ser antiquicio, vernáculo y originario de estas tierras y territorios, según nuestras constituciones y leyes y demás normas que nos han regido por miles de años por medio de la tradición oral en este continente, construidas por nuestros ancestros, abuelos, padres y hoy por nosotros los herederos de estas tierras, en donde están los huesos de nuestros antepasados, que son sagrados, las cuales nos legaron para protegerlas, defenderlas, y desarrollarlas con todos nuestros dioses y espíritus y con identidad, para nuestra sobrevivencia. 
El pueblo misak (guambiano), como constituyente primario, hace uso de nuestro Derecho Mayor, por ser antiquicio, vernáculo y originario de estas tierras y territorios, según nuestras constituciones y leyes y demás normas que nos han regido por miles de años por medio de la tradición oral en este continente, construidas por nuestros ancestros, abuelos, padres y hoy por nosotros los herederos de estas tierras, en donde están los huesos de nuestros antepasados, que son sagrados, las cuales nos legaron para protegerlas, defenderlas, y desarrollarlas con todos nuestros dioses y espíritus y con identidad, para nuestra sobrevivencia. 

El misterioso tejido de los saberes de cada rincón

Esta vez queremos celebrar la magia de las relaciones que tejen día a día, hace miles de años, el tramado de saberes con que desde la crianza mutua los pueblos y comunidades cuidan el mundo y encarnan una civilización verdaderamente popular que los filtros culturales y políticos de los sistemas no pueden detener. Lo que aquí traemos son frases, poemas, fragmentos de textos, cartas de protesta, reflexiones e intervenciones públicas de diversos sabios comunitarios, casi todos indígenas, manifiestos y comunicados del pensamiento colectivo, más la voz de otros pensadores que reconocen la fuerza de esa misteriosa construcción común que no se queda en lo “pintoresco” sino que va desde el fondo de la humanidad, en su cotidianidad más íntima, hasta el ser más político con el cual se enfrenta y transforma el mundo. 
Esta vez queremos celebrar la magia de las relaciones que tejen día a día, hace miles de años, el tramado de saberes con que desde la crianza mutua los pueblos y comunidades cuidan el mundo y encarnan una civilización verdaderamente popular que los filtros culturales y políticos de los sistemas no pueden detener. Lo que aquí traemos son frases, poemas, fragmentos de textos, cartas de protesta, reflexiones e intervenciones públicas de diversos sabios comunitarios, casi todos indígenas, manifiestos y comunicados del pensamiento colectivo, más la voz de otros pensadores que reconocen la fuerza de esa misteriosa construcción común que no se queda en lo “pintoresco” sino que va desde el fondo de la humanidad, en su cotidianidad más íntima, hasta el ser más político con el cual se enfrenta y transforma el mundo. 

Manifiesto de los pueblos de Morelos

El siguiente documento, del cual presentamos algunos fragmentos, proviene de México, donde las comunidades indígenas que compartieron con Emiliano Zapata su idea del autogobierno comunitario basado en un territorio campesino indígena siguen, al filo del milenio, luchando por una vida digna, para lo cual hacen una valoración de los ataques que pesan sobre su futuro y hacen un diagnóstico con horizonte desde sus propios saberes 
El siguiente documento, del cual presentamos algunos fragmentos, proviene de México, donde las comunidades indígenas que compartieron con Emiliano Zapata su idea del autogobierno comunitario basado en un territorio campesino indígena siguen, al filo del milenio, luchando por una vida digna, para lo cual hacen una valoración de los ataques que pesan sobre su futuro y hacen un diagnóstico con horizonte desde sus propios saberes 

El maíz y la vida en la siembra - testimonios indígenas del maíz y la autonomía en México

Uno de los rasgos más antiguos de los pueblos originarios es que nuestra vida es la siembra. Ser campesinos no es una actividad más. Toda nuestra visión milenaria y nuestra manera de relacionarnos con el mundo viene de ahí. Ser sembradores, desde siempre, producir nuestros propios alimentos, cuidando de la familia y la comunidad, nos hace ver el trabajo, las relaciones sociales, el espacio y el tiempo, de un modo particular. Los campesinos valoramos lo comunitario y en colectivo nos relacionamos con la tierra. La conversación con que se crió el maíz es también colectiva. En gran medida, quien siembra para comer no necesita trabajar por dinero para aquéllos que explotan su trabajo. Nuestra relación con la siembra, minuciosa y detallada, crea vida a diario y nos hace prestar atención a muchos signos. En cada una de nuestras tareas de cultivo se cumplen ciclos diminutos que dan orden, sentido, al paso largo de otros ciclos más grandes como el del sol durante el año, en un verdadero tejido de estaciones, climas, humedad. Los campesinos vemos detalles que la gente de las ciudades no mira. Ser sembradores, campesinos, es una espiritualidad completa, colectiva, comunitaria, que nos enfrenta de inmediato con los sistemas que nos quieren imponer tantas formas de relacionarnos. Esto nos da conciencia de ser diferentes, de resistir las imposiciones, nos hace ver claramente los ataques de los gobiernos y las empresas. Pensar que el maíz es sólo un “rasgo cultural” que hay que “comprender”, “tolerar”, en una época de “multiculturalidad”; proponer que la cultura o vía campesina es un aspecto del pasado al que hay que guardarle un nicho (si se pudiera en un museo, mejor) es no entender que nuestra vida sin maíz, sin siembra, no es vida. Ser sembradores no es folklore, es nuestra existencia entera. 
Uno de los rasgos más antiguos de los pueblos originarios es que nuestra vida es la siembra. Ser campesinos no es una actividad más. Toda nuestra visión milenaria y nuestra manera de relacionarnos con el mundo viene de ahí. Ser sembradores, desde siempre, producir nuestros propios alimentos, cuidando de la familia y la comunidad, nos hace ver el trabajo, las relaciones sociales, el espacio y el tiempo, de un modo particular. Los campesinos valoramos lo comunitario y en colectivo nos relacionamos con la tierra. La conversación con que se crió el maíz es también colectiva. En gran medida, quien siembra para comer no necesita trabajar por dinero para aquéllos que explotan su trabajo. Nuestra relación con la siembra, minuciosa y detallada, crea vida a diario y nos hace prestar atención a muchos signos. En cada una de nuestras tareas de cultivo se cumplen ciclos diminutos que dan orden, sentido, al paso largo de otros ciclos más grandes como el del sol durante el año, en un verdadero tejido de estaciones, climas, humedad. Los campesinos vemos detalles que la gente de las ciudades no mira. Ser sembradores, campesinos, es una espiritualidad completa, colectiva, comunitaria, que nos enfrenta de inmediato con los sistemas que nos quieren imponer tantas formas de relacionarnos. Esto nos da conciencia de ser diferentes, de resistir las imposiciones, nos hace ver claramente los ataques de los gobiernos y las empresas. Pensar que el maíz es sólo un “rasgo cultural” que hay que “comprender”, “tolerar”, en una época de “multiculturalidad”; proponer que la cultura o vía campesina es un aspecto del pasado al que hay que guardarle un nicho (si se pudiera en un museo, mejor) es no entender que nuestra vida sin maíz, sin siembra, no es vida. Ser sembradores no es folklore, es nuestra existencia entera.