El gobierno brasileño y el sector privado están colaborando con Japón para llevar a cabo un proyecto de agricultura en gran escala en el norte de Mozambique. El proyecto, llamado ProSavana, dispondrá de 14 millones de hectáreas de tierra para empresas brasileñas del agronegocio, para el cultivo de soya, maíz y otros cultivos básicos que serán exportados por multinacionales japonesas. Esta área de Mozambique, conocida como Corredor Nacala, es el hogar de millones de familias campesinas que están en riesgo de perder sus tierras a causa de este proyecto. El Corredor de Nacala se extiende a lo largo de una línea férrea que va desde el puerto de Nacala, en la provincia de Nampula, se desplaza por los dos distritos del norte de la provincia de Zambézia y termina en Lichinga, en la provincia de Niassa. Es la región más densamente poblada del país. Con suelos fértiles y lluvias constantes y generosas, millones de pequeños agricultores cultivan estas tierras produciendo alimentos para sus familias y para los mercados locales y regionales. Sin embargo, ahora, ProSavana tiene la intención de poner estas mismas tierras a disposición de las empresas japonesas y brasileñas para que establezcan grandes fincas industriales y produzcan cultivos básicos a bajos costos para exportación. A través de ProSavana intentan convertir el Corredor Nacala en la versión africana del cerrado brasileño, donde las sabanas fueron convertidas en extensas plantaciones de soya y caña de azúcar. Gran número de inversionistas brasileños ya han prospectado tierras en el norte de Mozambique bajo el alero del proyecto ProSavana. Se les ha ofrecido grandes superficies de tierra en contratos de arrendamiento a largo plazo, por alrededor de un dólar/hectárea al año. GV Agro, una filial de la Fundación Getulio Vargas, de Brasil, dirigida por el ex ministro de agricultura Roberto Rodríguez, está coordinando a los inversionistas brasileños. Charles Hefner de GVAgro ha negado la idea que el proyecto desplace a los campesinos mozambiqueños. Señala que ProSavana está dedicado a “áreas abandonadas” donde “no se está practicando la agricultura”. Hefner declara que “Mozambique tiene una gran superficie disponible para la agricultura”. “Hay posibilidades de realizar megaproyectos de 30-40 mil hectáreas sin un impacto social importante”. Sin embargo, la prospección realizada por el instituto nacional de investigación de Mozambique muestra claramente que casi toda la tierra agrícola de la región está siendo utilizada por las comunidades locales. “No es verdad que haya tierras abandonadas en el Corredor de Nacala”, dice Jacinto Mafalacusser, investigador del Instituto de Investigaciones Agrarias de Mozambique (IIAM). Los campesinos de la región también dicen que no existe espacio para fincas de gran escala. El 11 de octubre de 2012, dirigentes de la Unión Nacional de Campesinos (UNAC) se reunieron en la ciudad de Nampula para analizar ProSavana. En su declaración, al final de la reunión, los dirigentes locales de UNAC señalaron estar “sumamente preocupados porque ProSavana requiere de millones de hectáreas de tierras en el Corredor de Nacala, cuando la realidad local muestra que esas grandes superficies no están disponibles y actualmente están siendo utilizadas por los campesinos que practican una agricultura itinerante.” La declaración condena “cualquier iniciativa que pretenda reasentar comunidades y expropiar la tierra de los campesinos para dar paso a megaproyectos agrícolas para la producción de monocultivos”, como también, “el arribo de masas de agricultores brasileños queriendo establecer agronegocios que transformarán a los campesinos mozambiqueños en sus empleados y obreros agrícolas.” Ésta fue la primera vez que los dirigentes campesinos de la región afectada por el proyecto ProSavana se reunieron para analizarlo y, para muchos de ellos, fue la primera vez que recibían información acerca de qué se trata el proyecto. “El gobierno nos invitó a participar en un par de reuniones, pero todo lo que se nos mostró fue una presentación de diapositivas y sin ninguna posibilidad de hacer preguntas,” señala Gregorio A. Abudo, Presidente de la União Provincial das Cooperativas de Nampula. “Queremos transparencia. Queremos conocer los detalles.” Los gobiernos de Mozambique, Brasil y Japón han seguido avanzando, a puertas cerradas, en el desarrollo del plan maestro para el proyecto ProSavana, que intentan terminar a fines de julio de 2013. Japón financiará la construcción de la infraestructura en el Corredor de Nacala en tanto que, un representante de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) ha señalado que GV Agro ha conseguido “montones y montones de dinero” para un fondo que está administrando y que invertirá en fincas de gran escala en la zona. El representante de ABC también dijo que hay un segundo fondo de tamaño semejante, manejado por otras personas que no quiso nombrar. Por otra parte, el instituto brasileño de investigación, Embrapa, está reforzando las capacidades de las estaciones nacionales de investigación en Nampula y Lichinga y trayendo desde Brasil variedades de soya, maíz y algodón para hacer ensayos de adaptación a las condiciones del Corredor de Nacala. UNAC ha señalado que ProSavana es el resultado de una política concebida de manera vertical, que no tomó en cuenta las demandas, sueños y preocupaciones básicas de los campesinos. UNAC advierte que el proyecto generará campesinos sin tierra, agitación social, pobreza, corrupción y destrucción medioambiental. UNAC sostiene que, si se va a invertir en el Corredor Nacala o en Mozambique en general, debe realizarse para desarrollar la agricultura campesina y la economía campesina. Ésa es la única clase de agricultura capaz de crear una forma de vida digna y duradera, de poner freno al éxodo rural y producir alimentos de buena calidad en cantidad suficiente para toda la nación mozambiqueña. * Este artículo fue publicado originalmente en portugués en el periódico Brasil de Fato el 29 de noviembre de 2012.