Biodiversidad 109 (2021-3)

No hay símbolo más florecido y refulgente de la vida que viene, del pasado remoto que nos acompaña siempre, que las semillas: germen del futuro, legado común que los pueblos brindan vez tras vez, en su amorosa y profunda relación con la Naturaleza. Las semillas, y la libertad de guardarlas y compartirlas, son también el símbolo de esta relación con la Naturaleza: con el suelo, con la tierra, con las demás personas. Preocupa y no deja de extrañar que las leyes restrictivas relacionadas con las semillas insistan en perseguir sobre todo que la gente las guarde y las comparta. Pero América Latina y el mundo entero bulle de proyectos agroecológicos, muchos de ellos de raíz campesina, donde la gente cuida su bosque, su monte, las relaciones que hacen posible la presencia y el flujo del agua, del suelo profundo y fértil. Cultivando lazos comunitarios, proyectos creativos que nos permitan resolver lo que más nos importa, habremos de arribar a la soberanía que nos brinda resolver nuestra propia alimentación, salud, educación; nuestros modos de respeto y equilibrio: cuidados profundos para la vida que viene.

Editorial

No hay símbolo más florecido y refulgente de la vida que viene, del pasado remoto que nos acompaña siempre, que las semillas: germen del futuro, legado común que los pueblos brindan vez tras vez, en su amorosa y profunda relación con la Naturaleza.
No hay símbolo más florecido y refulgente de la vida que viene, del pasado remoto que nos acompaña siempre, que las semillas: germen del futuro, legado común que los pueblos brindan vez tras vez, en su amorosa y profunda relación con la Naturaleza.

Colectivización de la semilla: vida y abundancia en manos de las comunidades

#FortaleciendolaAgroecología A pesar de haber llegado con el impulso de los gobiernos neoliberales —que hace treinta años se instalaban en la región—, el modelo industrial implementado en la zona agroforestal del nordeste argentino se topó con un factor de resistencia fundamental: la Red de Agricultura Orgánica de Misiones. Un colectivo de agricultoras y agricultores, asociaciones y ONGs que entienden que producción y sustentabilidad no son términos contradictorios. Repasamos la historia de la RAOM y su militancia en favor de la agroecología en la provincia y en la región, a través del testimonio de Gerardo Segovia*.
#FortaleciendolaAgroecología A pesar de haber llegado con el impulso de los gobiernos neoliberales —que hace treinta años se instalaban en la región—, el modelo industrial implementado en la zona agroforestal del nordeste argentino se topó con un factor de resistencia fundamental: la Red de Agricultura Orgánica de Misiones. Un colectivo de agricultoras y agricultores, asociaciones y ONGs que entienden que producción y sustentabilidad no son términos contradictorios. Repasamos la historia de la RAOM y su militancia en favor de la agroecología en la provincia y en la región, a través del testimonio de Gerardo Segovia*.

Cuando la industrialización toca a la semilla es tiempo de actuar

La agricultura “protegida” de invernaderos instala un paisaje industrial donde antes había diversidad biológica, pueblos, cultivos, vida silvestre y mantos acuíferos. Llega a las regiones a privatizar, es decir, a aislar de la integralidad o de lo colectivo: el suelo, el clima, el agua, el trabajo y el entorno. Lo convierte todo en mercancía. Impone de forma irreversible plástico, cemento y metal.
La agricultura “protegida” de invernaderos instala un paisaje industrial donde antes había diversidad biológica, pueblos, cultivos, vida silvestre y mantos acuíferos. Llega a las regiones a privatizar, es decir, a aislar de la integralidad o de lo colectivo: el suelo, el clima, el agua, el trabajo y el entorno. Lo convierte todo en mercancía. Impone de forma irreversible plástico, cemento y metal.