https://grain.org/e/915

El ISAAA: Generando ganancias en el nombre de los pobres

by Devlin Kuyek | 21 Ene 2001

BIODIVERSIDAD

SUSTENTO Y CULTURAS

 

El ISAAA: Generando ganancias en nombre de los pobres*

por Devlin Kuyek

Enero 2001

 

* Investigación realizada por el autor para un conjunto de organizaciones e individuos que colaboran en un proyecto conjunto sobre las tendencias actuales de la investigación y desarrollo agropecuario que afectarán a los pequeños productores agrarios del Asia. El documento completo en español se titula 'El ISAAA en Asia: Generando ganancias para las empresas en nombre de los pobres', y está disponible en www.grain.org/sp/publications/isaaa-sp.cfm

Para contactarse con Devlin Kuyek dirigirse a: [email protected]

 

En la década de los '80 el Fondo de los Hermanos Rockefeller reunió a algunos otros financistas para conformar en Nueva York la Fundación para el Desarrollo de los Recursos (Resources Development Foundation). Esta Fundación creó luego, conjuntamente con la Fundación Hitachi, un Programa de Cooperación Internacional en Biotecnología, con el objetivo de transferir biotecnologías a los países en vías de desarrollo. En 1991 y bajo la orientación del Dr. Clive James, quien fuera Director General del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), y con más de un millón de dólares aportados por un donante anónimo, el programa se recicló como entidad independiente bajo el nombre de Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobio­tecnológicas (ISAAA). Su primer director fue, obviamente, el propio Dr. James. El único propósito del ISAAA es facilitar la introducción de biotecnologías patentadas por los laboratorios de las empresas de los países industrializados a los sistemas alimentarios y agropecuarios de los países del Sur.

El primer Centro ISAAA --el AmeriCenter-- se inauguró en 1992 dentro de la Universidad de Cornell en Estados Unidos, y a su cabeza fue nombrado Anatole Krattiger, otro ex­funcionario del CIMMYT y más reciente Director Ejecutivo del ISAAA. El ISAAA ahora cuenta además con un EuroCenter en el Instituto John Innes del Reino Unido, un AsiaCenter en la Technova Inc. del Japón, un AfriCenter en la oficina regional del Centro Internacional de la Papa en las instalaciones del Instituto Internacional de Investigación Ganadera en Kenia, y un SEAsia Center (para atender el sudeste asiático) en el Instituto Internacional de Investigaciones del Arroz (IRRI, según sigla en inglés) en Los Baños, Filipinas. También tienen proyectado fundar un LatiCenter para América Latina.

Además del misterioso donante anónimo inicial, el ISAAA recibe apoyo de varias instituciones y empresas de biotecnología, entre ellas la Fundación Rockefeller, la AID estadounidense, Novartis, Monsanto y AgrEvo. En 1997 el ISAAA informó haber reunido más de U$S 13 millones para sus programas. Los dólares vienen acompañados de figuras importantes que forman parte de su consejo directivo, tales como: Rober t Fraley, director del programa de agrobiotecnologías de Monsanto; Wally Beversdorf, director del programa de biotecnología de Novartis Seeds; William Padolina, anterior Secretario del Departamento de Ciencia y Tecnología de Filipinas; y Gabrielle Persley, Directora Ejecutiva de la AusBiotech Alliance y asesora del Banco Mundial.

Actividades del ISAAA

El ISAAA opera con el siguiente fundamento: puesto que las tecnologías agrícolas convencionales no alcanzan para alimentar a una población cada vez más numerosa, el mundo necesita la biotecnología, especialmente los países en vías de desarrollo donde la presión demográfica es más aguda. Sin embargo, dado que los costos de investigación y desarrollo en biotecnologías son altísimos, esas tecnologías están en manos de empresas privadas del Norte casi exclusivamente. El único modo, entonces, de hacer llegar la biotecnología a los países del Sur es creando 'asociaciones globales' entre el sector privado del Norte y los sectores públicos del Sur. Esas asociaciones requieren 'intermediarios honestos', tales como el ISAAA, capaces de reunir a las partes y contribuir para asegurar que las asociaciones se lleven a cabo de manera eficaz.

El ISAAA tiene la mira puesta actualmente en doce países en los que se propone cumplir su misión: Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam en el Asia; Kenia, Egipto y Zimbabwe en África; y Argentina, Brasil, Costa Rica y México en América Latina.

Para establecer esas asociaciones el ISAAA monta inicialmente proyectos de transferencia de tecnología que incluyen cultivo de tejidos, tecnología de diagnóstico y transgenia (ingeniería genética). El cultivo de tejidos y la tecnología de diagnóstico constituyen modalidades sencillas en el contexto de lo que son las biotecnologías modernas, pero se los considera como 'escalones' para llegar a las aplicaciones más avanzadas de la biotecnología. Los proyectos que incluyen transgenia están enfocados hacia cultivos generalmente ignorados por el sector privado, pero que ofrecen 'altas probabilidades de éxito a corto plazo' para demostrar la eficacia de esas asociaciones. Es así entonces como todos los proyectos del ISAAA sir ven primordialmente para despertar interés en la biotecnología y generar compromiso en el ámbito de los sistemas nacionales de investigación agropecuaria (SNIA), y crear capacidad de investigación y desarrollo (I&D) en los países destinatarios (véase Tabla 1).

Cuando el ISAAA habla de desarrollar 'capacidad', en realidad se refiere a la capacidad necesaria para que los países aprueben e incorporen tecnologías patentadas en el Norte a sus propios sistemas productivos. Es por eso que sus programas están centrados en pruebas de campo, transferencia de genes a variedades locales, bioseguridad, negociación de contratos y licencias y gestión de derechos de propiedad intelectual. Dado que la opinión pública puede interferir obstaculizando la transferencia de biotecnologías, tal y como ha sucedido en países tan diversos como Bolivia, Indonesia, Brasil, Francia, India y Tailandia, los programas del ISAAA también apuntan a conseguir la aceptación pública de esa tecnología, mediante publicaciones, seminarios, talleres y, sobre todo, a través de su programa de becarios.

Mediante ese sistema de becas los científicos y diseñadores de políticas de los países del Sur son enviados a las sedes de las autoridades regulatorias y las casas matrices de las transnacionales en el Norte, para capacitarse en temas tales como legislación con respecto a la seguridad de los alimentos y cómo elaborar solicitudes para pruebas de campo, pero también para entablar relaciones personales.

El negocio de la caridad

Los proyectos del ISAAA pretenden llevar los beneficios de la biotecnología a los lugares que supuestamente más la necesitan: los países en vías de desarrollo. En la lógica del ISAAA, 'necesitar' está directamente referido a la pobreza --que la biotecnología pretendidamente ayuda a mitigar-- y a la falta de acceso a la biotecnología --que el ISAAA habrá de corregir 'contribuyendo a la autosuficiencia y la sustentabilidad mediante el desarrollo de las capacidades nacionales a largo plazo'. A pesar de la retórica, los proyectos del ISAAA demuestran una notable falta de sensibilidad y preocupación, tanto por las necesidades de los pobres (en su par ticular manera de definirlas) como por la sustentabilidad y la autosuficiencia nacional. El ISAAA no es otra cosa que una estrategia de las grandes empresas para integrar a las economías del Tercer Mundo a un mercado movilizado por las biotecnologías y controlado por el Norte. Este modo de operar se evidencia mejor en la manera como el ISAAA maneja la maraña de los derechos de propiedad intelectual (DPI) implicados en la transferencia de tecnologías.

El programa del ISAAA sobre DPI persigue un objetivo muy claro, con base en una fundamentación muy sencilla: la biotecnología se encuentra generalmente protegida por derechos de propiedad intelectual en los países industrializados, y los países en vías de desarrollo que quieran acceder a esa tecnología deben, por lo tanto, respetar esos derechos de propiedad. El ISAAA no podrá cumplir exitosamente su misión en el Asia a menos que los gobiernos de la región aprueben leyes más estrictas de protección de los derechos de propiedad intelectual, y que los científicos tengan disposición de negociar contratos y licencias. De tal modo, la tarea del ISAAA es estimular reformas acordes en las políticas sobre DPI y capacitar a los cuadros administrativos de las instituciones de investigación de sus países­meta en el manejo de sistemas de DPI.

Conclusiones

Todo parece indicar que el ISAAA está incidiendo exitosamente en el desarrollo de la biotecnología, especialmente en el Asia. Logró reunir una cantidad importante de científicos y funcionarios a los que les inculcó entusiasmo por la biotecnología, enviándolos a los establecimientos de punta en Estados Unidos, y después los entrenó como excelentes voceros de las necesidades de ese sector industrial. Esta red de partidarios de la biotecnología actúa en el ámbito de la comunidad científica, los gobiernos, las empresas, el sistema educativo y los medios de comunicación de toda la región. El ISAAA influye en la orientación y el diseño de las políticas públicas con respecto a la ingeniería genética en la región, promoviendo normativas sobre bioseguridad y derechos de propiedad intelectual semejantes a los de Estados Unidos.

El ISAAA constituye una herramienta valiosa para la industria de la biotecnología. Por una parte, sostiene una batería incansable y permanente de relaciones públicas para propagandear con bombos y platillos los móviles humanitarios de la biotecnología. Por otra parte, centra sus esfuerzos en generar un clima empresarial adecuado para la expansión mercantil de la industria de la biotecnología en los países en vías de desarrollo más importantes. No sorprende entonces que ese sector industrial le dé financiación y otros recursos al ISAAA, y que desempeñe un papel importante en los órganos de dirección de la institución.

La estrategia del ISAAA sólo conseguirá empeorar las condiciones de los pequeños agricultores. La biotecnología está bajo el control de agroindustrias extranjeras cuyos intereses son diametralmente opuestos a las necesidades de los pequeños productores agrarios, que precisan tecnologías sustentables de bajo costo y que no impliquen grandes riesgos ni generen dependencia con empresas extranjeras. Los proyectos de transferencia tecnológica del ISAAA no le ofrecen ningún tipo de ayuda concreta a los pequeños productores, no tanto porque sean proyectos modestos, sino por el propósito final que los alienta.

Por último, hay un problema muy serio de responsabilidad y rendición de cuentas que compromete al conjunto de actividades del ISAAA. Es una institución que carece de transparencia, y no puede ser de otra manera ya que por su composición y sus estatutos, al igual que en los contratos que ayuda a negociar, es responsable por la seguridad de las empresas con que opera. A fin de cuentas todo se reduce a que la industria, a través del ISAAA, pueda utilizar gente nativa --desde ilustres científicos hasta campesinos pobres anónimos-- para promocionar la biotecnología y ampliar sus mercados para su propio beneficio. Desgraciadamente, además de ser utilizados, los pequeños productores agrarios quedan expuestos a situaciones de riesgo. La biotecnología viene acompañada de un sinfín de amenazas ambientales y socioeconómicas que corren principalmente por cuenta de los agricultores, que son quienes sentirán en carne propia y de manera más aguda cualquier efecto adverso de esas tecnologías sobre la salud y el medio ambiente, y también quienes tendrán que enfrentar las consecuencias si los cultivos transgénicos fracasan y se pierde la cosecha, o si los mercados prometidos llegasen a esfumarse.

El ISAAA persigue objetivos mucho más amplios que la simple donación de tecnologías patentadas: objetivos, en definitiva, que benefician a la industria del Norte sin ningún beneficio claro para el Sur. En lugar de aceptar regalos de alta tecnología como las papayas transgénicas, la gente --de cualquier origen y procedencia-- debería dedicar esfuerzos a filtrar tanta propaganda y evaluar mucho más críticamente a la biotecnología y dilucidar qué tiene que ver ésta --y sus agentes, como el ISAAA-- con el 'desarrollo'.

 

Author: Devlin Kuyek
Enlaces en este artículo: