BIODIVERSIDAD SUSTENTO Y CULTURAS Plan Colombia con armas biológicas Octubre 2000
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El Plan Colombia vs. La Guerra
Biológica * Ingeniero Agrónomo, integrante del Programa Semillas que se desarrolla en Colombia, auspiciado por la Fundación Swissaid. Es editor de la "Revista Semillas en la economía campesina" y coordinador Regional de América latina del proyecto "Manejo local de la biodiversidad agrícola". Por mayor información escribir a: El «Plan Colombia» diseñado e impuesto por EE.UU a Colombia, compromete al país a erradicar en el transcurso de cinco años el cincuenta por ciento de los cultivos ilícitos, luego de un cambio a última hora antes de la visita del presidente Clinton a Colombia, puesto que en la versión inicial el Plan firmado por EE.UU. el gobierno de Colombia se comprometía a erradicar el cien por ciento de los cultivos. A cambio de este compromiso EE.UU le dará al país una ayuda que se presenta como «humanitaria y de alto contenido social», aunque en realidad su mayor componente es militar, lo cual evidencia que este plan va a generar la agudización y polarización de la guerra y su transfronterización hacia los países de la región. El Plan Colombia ha generado una enorme reacción de rechazo en el país y a nivel mundial, especialmente por existir enormes dudas sobre si esta iniciativa militarista va a contribuir a solucionar el grave y complejo conflicto armado que sufre el país. En los países vecinos la mayor preocupación es por uno de sus componentes más perversos que se relaciona con el uso de «armas biológicas», mediante la utilización de hongos micoherbicidas para el control de la coca, como una de las alternativas la erradicación de cultivos ilícitos. Esta actividad de guerra biológica se quiere escudar bajo la presentación de «control biológico» ambiental y socialmente sano. Inicialmente se hablo de la fumigación con el hongo Fusarium oxisporum, el cual ha tenido una reacción de rechazo tanto de la sociedad civil como de sectores públicos, por su alta peligrosidad e impactos que puede generar. El gobierno de Ecuador a través del Acuerdo Nº 140 de Agosto de 2000 del Ministerio de Agricultura prohibió el ingreso y la utilización del patógeno F. oxisporum en todo el territorio nacional, a efecto de preservar la salud pública, de los animales y el ecosistema en general. Igualmente el Ministro del Medio Ambiente de Brasil rechazo el uso de armas químicas y biológicas para ser utilizadas en la amazonía. También en Colombia el Ministro del Medio Ambiente a través de un comunicado a la opinión pública en el mes de julio de este año, declaró que no se va a utilizar este hongo en la fumigación; pero plantea la siguiente alternativa: «Así mismo, el Ministerio del Medio Ambiente ha impulsado la investigación sobre posibles controles biológicos a partir de la fauna y flora nativas, con lo cual se asegura que no exista ningún tipo de riesgos sobre el medio ambiente y la salud humana». Respecto a esas afirmaciones se pueden hacer las siguientes consideraciones: El F. Oxisporum es un hongo cosmopolita y esta presente en gran cantidad de ecosistemas del territorio colombiano desde hace mucho tiempo y es un hongo patógeno presente en el país en muchos cultivos como: tomate, pepino cohombo, frijol, alverja, banano, melón, flores como clavel, crisantemo, entre otras. El hongo además de atacar muchos cultivos posee una alta capacidad de sobrevivir en un estado de reposo en el suelo. Es por los anteriores argumentos que no se puede considerar como un hongo patógeno foráneo. También se hace la afirmación: manipular y utilizar hongos «nativos» como micoherbicidas no conlleva ningún peligro. Los conocimientos básicos de la biología y la ecología nos muestran que esto no es cierto. En un ecosistema en donde las condiciones ambientales y de la flora y fauna presentan una tendencia hacia el equilibrio, si allí esta presente en el ambiente un organismo patógeno o plaga que sea nativa; en general este no causa daños grandes en el ecosistema, aunque puede afectar puntualmente la producción de un cultivo, además el organismo tiene menor probabilidad de mutar o adquirir resistencia a su control, porque no existe una presión externa fuerte para que esto suceda. No es lo mismo tener en un frágil y complejo ecosistema amazónico por ejemplo diez mil esporas de Fusarium por hectárea, que tener cien millones de esporas en esta misma área, puesto que la presión y correlación numérica sobre este patógeno y sobre la microfora nativa es totalmente desproporcional. Esto nos lleva a la conclusión que el problema y la discusión de fondo no es si se utiliza el F. oxisporum u hongos «nativos», puesto que la pregunta de fondo es si ¿debemos utilizar o no armas biológicas para el control de los cultivos de coca?
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