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Las semillas: Una visión campesina andina

by Teoladio Angulo, Juan Varela, José Terrones, José Vásquez INDEA - C, Universidad Nacional de Cajamarca | 23 Sep 1999

BIODIVERSIDAD
SUSTENTO Y CULTURAS

Las semillas: Una visión campesina andina
por Teoladio Angulo, Juan Varela, José Terrones, José Vásquez INDEA - C,
Universidad Nacional de Cajamarca*

Setiembre de 1999

 

* Nota de los editores:
En el número 15/16 de Biodiversidad, de junio de 1998, se publicó un trabajo de Grimaldo R. Vásquez titulado "La crianza recíproca: biodiversidad en Los Andes" que aporta elementos de la visión holística de los campesinos andinos sobre la diversidad.

 

Este artículo rescata la visión campesina andina de la simiente, donde la diversidad incluye todo cuanto existe. "Las semillas son andariegas… quieren clima abrigadito… y si no, no se acostumbran…"

 

Fundamentos

Sabido es que la cultura peruana se desarrolla en dos grandes áreas que geográficamente, climática e hidrológicamente son bien diferenciadas. Una que es de topografía mayormente plana, bajo riego (riego por gravedad), de cultivos (monocultivo) de fuerte vinculación al mercado, no expuesta a riegos climáticos ni a una diversidad edáfica. Por lo que las producciones y/o productividades de los cultivos son fáciles de planificar y asegurar las cosechas; los factores de producción son manejables si es que se dispone de capital de inversión necesario para adquirir los recursos tecnológicos (insumos, maquinaria, etc.). Esta área agrícola corresponde a menos de una cuarta parte del área agrícola total del país y se halla ubicada en la costa y en algunos valles interandinos.

El otro sector de la cultura que corresponde a las tres cuartas partes del total del área agrícola del Perú se caracteriza por tener una topografía muy quebrada, desarrollar una agricultura de secano (riego por lluvia), estar orientada fundamentalmente a lograr la seguridad alimentaria familiar y comunal (autoconsumo), pero manteniendo una vinculación con el mercado, al que contribuye con algo más del 60% de alimentos para el consumo nacional, sin que éste la haya podido subordinar, es decir, que esta agricultura "entra y sale del mercado cuando desea". Esta agricultura está en la zona altoandina y es de pequeñas áreas (chacras) y expuesta a muchos riesgos, debido a la variabilidad climática que existe. Sin embargo, estos riesgos son disminuidos o atenuados por la rica diversidad de especies y de variedades de cultivos (policultivos) que desarrollan. En esta agricultura los factores naturales de producción no son controlables, de allí que las proyecciones de volúmenes de cosechas a obtener no tengan la seguridad requerida por todo proyecto de inversión que busque una acumulación de capital.

La seguridad de cosechas en esta cultura altoandina está determinada por muchos factores, entre los que podemos señalar:

• La diversidad de cultivos, que existen en cada chacra. A mayor diversidad hay menores riesgos de pérdidas de cosechas.

• El uso de las complementariedades agroclimáticas. Mientras mayores sean las posibilidades de acceso a la diversidad de pisos ecológicos y/o microclimas, mayor será la seguridad de obtener cosechas, de tal modo que la consideración del tamaño del ámbito territorial donde se tejen las complementariedades intercomunales es muy importante.

• Las relaciones intercomunales, expresadas en la diversidad de ayudas mutuas (a través de las yuntas, semillas, mingas, etc.) contribuyen a la obtención de una mayor suficiencia productiva en la comunidad.

• La cultura agraria que posee la comunidad, expresada en el uso de las semillas, de los suelos, en determinar los momentos de las siembras, de los aporques, etc., es muy importante tenerla en cuenta, por que ella se ha forjado en un permanente diálogo con el clima, con los suelos y con los cultivos en la comunidad; y es la que ha hecho posible mantener la biodiversidad y la producción de alimentos en la región andina.

Las particularidades que tiene la agricultura campesina andina, por estar ubicada en un territorio con una densa diversidad ecológica la hacen muy peculiar, muy propia de las comunidades y muy diferente a las agriculturas de otras regiones del planeta.

Cuando decimos la estrategia del proyecto nos referimos a aquella agricultura de monocultivo (de una variedad o de dos variedades) y de fuerte vinculación al mercado que, en estos últimos tiempos, la mayoría de instituciones han promocionado, buscando aumentar productividades y mayores rentabilidades económicas para la comunidad.

El inconveniente de esta estrategia es que trabaja con una propuesta muy débil en diversidad de alternativas (semillas, organización, conocimiento tecnológico, etc.) que la limita en la posibilidad de "jugar" (adecuarse) con la diversidad y con la variabilidad ecológica que existe en la región. Por otro lado, es una propuesta que privilegia a la productividad y al mercado, sin considerar la capacidad económica y de negociación que tiene el campesino; no tiene en cuenta tampoco en el momento en que llegaría a éste y la posibilidad de que se convierta en víctima; y aún más, no considera la evolución que tendría su dieta alimenticia que hoy se sustenta en una diversidad de alimentos, producto de la diversidad de cultivos que mantiene la comunidad.

Analizando desde su propia perspectiva consideramos que estos son, entre otros, algunos aspectos centrales que hacen poco viable la estrategia de aquellos proyectos que apuntan a la homogeneidad de la agricultura, a la productividad-mercado y a la monetarización de la agricultura campesina.

Sin embargo, la estrategia campesina tiene otro rostro, se desarrolla en términos de mucha elasticidad en torno al clima, al mercado y a la diversidad de los suelos. Su modo de ser lo encontramos en los testimonios de los campesinos cuando nos conversan de sus semillas.

La "prueba" y el "acostumbramiento" de la semilla es una práctica y a la vez una sabiduría campesina vital cuando la comunidad trata de incorporar o "hacerse" de una semilla nueva para las chacras; proceden con mucha paciencia y cariño mirando que clase de semilla (especie o variedad) es la más adecuada para los diferentes tipos de suelos que hay en la chacra; tienen en cuenta también el lugar de donde pueden conseguirla, porque no toda semilla, ni de cualquier lugar de procedencia es la más adecuada; como que cada lugar tiene también sus lugares, de complementariedad (de "diálogo" y de "apoyo"), que en este caso no es climática, sino de "asemillamiento".

Doña Trinidad Ferández de la comunidad de Pata Pata del distrito Cajamarca dice: "Los maíces de Sorochuco son muy demorones, se levantan mucho, demoran en choclear. Los maices de Chetilla son los que se acostumbran más aquí. En cambio, los frejoles de Sorochuco se acostumbran; algunos dan mejor que los de acá, los chiclayos y zapallos no se acostumbran, puede ser por falta de agua, porque los sembramos juntos con el maíz el 1º de diciembre…".

Don Ermes Pretel de la comunidad de Amanchaloc de la provincia de Contumazá comenta: "Las semillas tienen su terreno, su sitio, en cualquiera no crecen, y cuando se siembra seguido (la misma semilla y en el mismo terreno) se saben cansar. Entonces para que las semillas no se cansen las pasamos de un terreno a otro".

Don Domidel Sangay de la comunidad de Cashapampa, del distrito de Cajamarca, nos conversa sobre las preferencias de terreno que tienen las semillas: "Los suelos son muy diferentes y las semillas buscan sus suelos donde dan mejor. La papa en terreno polvoso no da igual que en terreno mitoso, en terreno mitoso da más arenosa, más rica, más graneada, y en terreno polvoso da media aguachenta, no da rica. Según el suelo es su sabor".

Don Carlos Aguilar de la comunidad de Quivillán de la provincia de Contumazá, refiriéndose a cómo las semillas van cambiando de gusto (sabor) según el terreno donde son sembradas nos dice: "A las semillas las pasamos de un terreno a otro, así vamos probando por que la misma semilla cambia de gusto, en un terreno puede ser desabrida y en otro más gustosa; o en el caso de la alverja, en un terreno sale dura y en otro cocinadora. No es fácil tener semilla por tener o sembrar por sembrar, hay que saber qué quiere la barriga, el tiempo, las visitas, porque todos comemos aunque sea poquito".

A través de los testimonios vamos comprobando que el trabajo con la agricultura campesina andina y sus semillas, es complicado y muy delicado, requiere de mucha minuciosidad y en la observación de las múltiples relaciones que establecen, que no son relaciones físicas, toscas y de ligerezas en los cálculos de volúmenes de producciones.

El modo como la comunidad campesina (las familias) busca sus semillas y cómo se "asemilla" es otro aspecto importante en la agricultura altoandina.

Don Carlos Aguilar otra vez nos conversa y dice: "Cuando no tengo algunas semillas y veo que alguien tiene, la consigo de a poquitos… la voy sembrando medio escondido; "pal" primer año me da algo, pero para el siguiente puede dar harto y así hasta que me vuelvo a asemillar".

Igualmente, don Alcibiades Sangay de la comunidad de Cashapampa comenta: "Si queremos asemillarnos de alguna semilla, por ejemplo la que tiene algún vecino, nos vamos a la minguita. En caso de cebada u otras semillas nos dan nuestro jornalito y esas semillas las sembramos y "pal" siguiente año tenemos más".

La institución

1. Selecciona una o dos variedades de semillas orientadas sólo a obtener producciones.

2. Trabaja con volúmenes grandes de semillas.

3. Alienta la monoproducción (monocultivo).

4. No existe la elasticidad que exige la diversidad y variabilidad climática y edáfica, por ser muy pobre el stock de diversidad de semillas que maneja.

5. Las semillas se difunden por la velocidad que imprime la institución.

6. Privilegia la producción para el mercado.

7. Hay una o dos especies (o variedades) para todos los tipos de suelos.

La comunidad

1. Selecciona (consigue) una diversidad de semillas para "asemillarse".

2. Considera pequeñas cantidades de semillas.

3. Cría la diversidad de producciones (policultivos).

4. Hay mucha elasticidad como respuesta a la diversidad y variabilidad climática y edáfica, por ser amplio el stock de diversidad de semillas que tiene.

5. Las semillas caminan al ritmo del tiempo (clima, lluvias), de la chacra y de los servicios y de parentesco de las familias.

6. La prioridad de las producciones es la seguridad alimentaria familiar y comunal, luego el mercado.

7. Para cada tipo de suelo se consigue(n) la(s) semilla(s) que le corresponde.

A la intensa diversidad y variabilidad ecológica que muestra el territorio andino hay una respuesta campesina de diálogo que se expresa en la diversidad de cultivos que la comunidad mantiene en las chacras, permitiéndole tener una gran plasticidad agrícola para acomodarse a las circunstancias climáticas o al variado régimen de lluvias. Don Juan Castillo de la comunidad de Salcot de la provincia de Contumazá señala que no todas las semillas tienen el mismo comportamientoo todo el tiempo (todos los años), es decir, que según el año prosperan mucho mejor algunos cultivos que otros. Cada año "tiene sus cultivos", de tal manera que el comportamiento de las semillas (cultivos) es muy fluctuante; no tienen el camino de una evolución lineal de incrementos de volúmenes de cosechas.

También don Fabiano Misahuamán de la comunidad de Agomarca, distrito de Cajamarca, refiriéndose a la mezcla de cultivos en su chacra manifiesta: "Las semillas nunca deben estar solas (no sembrar una sola variedad), ellas se acompañan. Yo siembro habas, alverjas, rayas de quinua, coyo, aparecen los ajos, las caiguas, el culantro, los zapallos, todo está allí".

Refiriéndonos a la relación semillamercado, la estrategia campesina también tiene su propio modo de "mirar". Doña Aurora Aquino de la comunidad Cashapampa manifiesta: "La semilla se cuida, se guarda, no se vende, ni se da, no se deja desparramar o "votar por votar". Es muy diferente el comportamiento de aquellos agricultores ligados al mercado, todo venden y todo compran del mercado, que muchas veces no se conoce ni siquiera la procedencia de las semillas, menos los "gustos" que pueden tener éstas por tal o cual suelo. El mercado, al tener otros intereses, a las semillas las ve como un recurso más de producción que tiene que germinar crecer y producir solamente. Muy distante está de la visión campesina, que lo hacemos notar en la conversación que nos hace don Bernabé Sangay de la comunidad de Cashapampa: "Las semillas y los animales son como los humanos…, se cansan, se aburren…, se van, se desaparecen cuando quieren, son andariegas… también quieren suelo bueno o nuevo,… clima abrigadito y sino, no se acostumbran. Por ejemplo: maíz de Sorochuco aquí no se acostumbra, tengo que traer de San Marcos".

Cajamarca, 10 de abril 1999.

Señores:

Amigos de la Tierra,
Montevideo - Uruguay

De mi especial consideración:

Reciban muchos saludos y a la vez les comunico haber recibido la Revista Nº 18 sobre: Biodiversidad, Sustento y Culturas. A nombre de nuestro Programa Radial «Tierra Andina» y sus miles de oyentes, muchísimas gracias. Los temas que contiene esta Revista siempre los leo con mucha atención y agrado; por que me permite tener información seria y fresca sobre la Biodiversidad, patrimonio de la naturaleza.

Compartimos sus inquietudes, por considerar que están muy cerca de la conservación y defensa de nuestras culturas originarias de América, quienes ven con mucha preocupación al «Desarrollo»; y después de cincuenta años de haber saboreado el «desarrollo», mejor hemos optado por continuar caminando al paso de la llama, fiel compañía del hombre andino.

Los vientos soplan por todo lados: del norte, del sur, del este y del oeste, trayendo y llevando la energía y el saber de nuestros ancestros criadores de nuestra biodiversidad, probada en miles de años que la historia agraria reporta.

En esta oportunidad, en nuestra modesta inquietud andina, quisiera compartir con ustedes la separata siguiente: «Las semillas: Aportes a una propuesta desde una vision campesina andina», escrita por los amigos que se mencionan en el mismo documento. Esperamos sus opiniones; gracias y será  hasta pronto.

Atentamente,

José A. Terrones
TIERRA ANDINA

El aprovisionamiento de semillas por el campesino no es el de comprar dónde y cómo sea, como tampoco es una actividad física de ubicación del lugar y de transportarlo; es una actividad muy paciente y delicada porque significa el establecirniento de muchas sintonías (diálogos): así la semilla tiene que sintonizarse con el "tiempo" (lluvias, clima), con el terreno (en que terrenos se adecua mejor), con los animales (en que puede servir para los animales), con el hombre o con la familia campesina (semilla de maíz para mote, para cancha, para chochoca, etc.); es por ello que en la chacra campesina hay muchas variedades de maíz, de frejoles, de papas, de quinuas, de coyos etc., para poder estar a tono con todos los requerimientos. De esta manera las semillas son las armonizadoras de la chacra, porque con ellas se expresan y se satisfacen las necesidades de los acompañantes de ésta, por eso son exigentes y no desean "criarse" solas.

Podemos decir, por lo tanto, que en la agricultura campesina andina el juego recíproco de las diversidades ayuda a mantener las dinamicidades de los diferentes procesos productivos; pues a una mayor diversidad y variabilidad ecológica del territorio debe corresponderse también con una mayor diversidad, en este caso, de semillas (cultivos). Que distantes están aquellas propuestas que se sustenten en la promoción de una o dos especies (o variedades) de cultivos, pretendidamente válidas para los diferentes microclimas, diferentes tipos de suelos, diferentes requerimientos de cada chacra y de cada familia. Las propuestas homogeneizadoras no tienen ninguna salida viable para un territorio como el andino, que posee una densa heterogeneidad en lo ecológico, en lo social y cultural.

El acompañamiento: un camino de múltiples sintonías

Con las características que tiene la agricultura campesina andina: el estar en un diálogo permanente con los riesgos que emanan de la naturaleza misma de los Andes, ser uno de los soportes vitales de la biodiversidad en el planeta, ser un componente fundamental en la producción nacional de alimentos y constituirse a estas alturas del tiempo como una alternativa muy preciada en el pensamiento de la agricultura de los "Equilibrios de los Agroecosistemas", podemos decir que todo acercamiento a ella debe realizarse en términos de respeto y de mucho cuidado, buscando vitalizar y no alterar sus sistemas de conocimiento, sus sistemas agrícolas y sus modos muy propios en la utilización de la diversidad de las complementariedades agroclimáticas.

Un comportamiento dinamizador de las potencialidades de la comunidad, que es muy distante a uno de intervención en la comunidad para transformar las realidades agrarias comunales, es el horizonte que debe guiar a toda propuesta que busque enriquecer el autosostenimiento de la comunidad, colocándola en una mejor forma de vinculación no subordinada al mercado. A este modo de mirar y de estar en la comunidad es lo que llamamos el acompañamiento, que es un camino no lineal, ni de aceleraciones impulsadas desde fuera, es más bien el camino de la diversidad de sintonías que tienen la comunidad, que tiene cada chacra y cada familia. El acompañamiento es el estar y el caminar junto con la comunidad y/o la familia, insertarse en los ritmos de vida de la chacra y de la comunidad, cuidando que lo que venga de fuera sea para ayudar a vigorizar las crianzas de estas sintonías.

En tal sentido y refiriéndonos al caso de las semillas son evidentes los contrastes entre lo que proponen y realizan muchas instituciones con los modos de trato y consideración que tiene la comunidad.

Estos son algunos de los aspectos que muestran los desencuentros entre lo que se propone y hace la institución y lo que la comunidad vienen haciendo por siempre y que le permite mantener un perfil importante en la agricultura nacional. Se notan dos preocupaciones radicalmente diferentes, una que nace de fuera e interviene en la comunidad buscando transformarla y vincularla (subordinarla) al mercado; y la otra que brota y está enraizada en la comunidad, que es dialogante con todas las circunstancias de la naturaleza (clima, suelo, heladas, lluvias, etc.), que busca la autosuficiencia alimentarla en la cosecha de la diversidad de sus producciones, y que llega al mercado (su presencia es importante) cuando lo considera necesario, el mercado no le angustia. Las opciones son claras, se interviene en la comunidad reduciendo y limitando la plasticidad de su comportamiento frente a los riesgos de la naturaleza y del mercado o se inserta (el proyecto) en los ritmos y en el quehacer de la comunidad, buscando vigorizar todas sus alternativas que por siempre ha venido desarrollando.

Cajamarca, diciembre 1998.

 

Author: Teoladio Angulo, Juan Varela, José Terrones, José Vásquez INDEA - C, Universidad Nacional de Cajamarca