BIODIVERSIDAD Agricultura sostenible
de autoconsumo en Cuba Septiembre 2000
* Los autores integran el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas de Cuba. Pueden ser contactados en el CENSA, Carretera de Tapaste, Km 3y1/2. Gaveta Postal Nro. 1, San José de las Lajas. La Habana, Cuba. Correo electrónico: [email protected] |
En la primavera de 1995 iniciamos la explotación de una microparcela situada en el Consejo Popular de Jamaica, con vistas a garantizar el autoconsumo familiar en las viandas, granos y hortalizas fundamentalmente. Además nos propusimos los objetivos de investigación siguientes:
Desarrollo del trabajo La microparcela está localizada en San José de las Lajas, provincia de La Habana, limita al norte con el Motel «Brisas del Coco», al este con un pequeño agricultor y por el sur y el oeste con microparcelas enclavadas en áreas de la empresa «Valle del Perú», tiene un área de 2492 m2 (6 cordeles), de ellos 1059 m2 de suelo Ferralítico Rojo (transportado), 920 m2 de suelos Pardos con Carbonato (originales) y 384 m2 están contaminados con relleno y escombros. La cerca perimetral posee postes vivos y otros árboles. En el área contaminada crecen cinco plantas de mango (Mangifera Indica Lin.), una de guásima y otra de naranja agria (Citrus aurantium Lin.), lo que unido a las otras especies existentes e introducidas por nosotros en los postes vivos, ayudan a la biodiversidad del lugar. Otros elementos presentes en el ecosistema son: la bibijagua (Atta insularis), aunque sólo atacó a los cultivos en las siembras de 1996, Heliotis Virense L., en muy pocos casos en la primavera de 1995, y ratones y liebres en las siembras de primavera y verano de 1995: la Margaronia hyalinata en la siembra de calaaza (Cucurbita moschata Duch) de la primavera de 1996. El control natural funcionó adecuadamente, ya que los daños causados por insectos y enfermedades han sido insignificantes. Sólo se han utilizado venenos químicos para combatir los ratones y un brote de ácaros en frijol (Phaseolus vulgaris L.). Se sembró boniato apestoso (Agdestis clematidea Moc. & Sessé) para ahuyentar las bibijaguas; en todos los casos con éxito. Las siembras se comenzaron en 1995. Para ello fue necesario eliminar la manigua que ocupaba la mayor parte del área, fundamentalmente constituida por zarza (Pisonia aculeata Lin.) bejuco marrullero (Ipomea triloba Lin.), árboles de ateje, cabo de hacha y galán de día; la hierba predominante era la de Guinea. Todo el trabajo inicial, incluyendo la siembra, se hizo con guataca y machete, excepto la mitad del área que se roturó con tractor y un arado ADI-3. La parcela se dividió en cinco áreas (Fig. 1), en la primera se sembraron 3 surcos de yuca (Minhot esculenta Grantz), malanga (Colocasia antiquorum Var. Esculenta Schott), maíz (Zea Mays Lyn.) y tomate (Lycopersicon esculentum Mil.) intercalado; en la segunda yuca y maíz intercalado, en la tercera y quinta maíz solamente y en la cuarta, calabaza; en la tercera se sembró ñame (Dioscorea alata Lin.), frijol canavalia (Canavalia gladiata D.C.) y calabaza, según se señala en la figura indicada. Figura 1. Distribución de los cultivos. Primavera 1995. En la siembra de verano (24 de agosto al 8 de setiembre) se sembró tomate (Amalia), pepino (SS-5), frijol negro, blanco y mantequilla. Además se sembró habichuela china (Vigna unguiculata Lin.). En esa fecha se encontraba en cosecha la yuca (CMC-40), la calabaza (Fiff), el frijol caballero y la canavalia; el ñame y la malanga se cosecharon en el período noviembre-diciembre. En dicha campaña, excepto la surcadura, todas las labores se hicieron manuales. En las siembras de invierno (15 de diciembre al 15 de enero) se sembró tomate (Amalia) y frijol con maíz intercalado. En la siembra de primavera de 1996, en la que sólo se ha cosechado maíz tierno, tomate, calabaza y quibombó, se sembró yuca (5 surcos de 20 m), tomate placero (2 surcos de 20 m), maíz de monocultivo con cuatro siembras escalonadas cada 15 días a partir del 1º de mayo, boniato (Ipomea batata L.) y malanga con maíz y calabaza intercalada, también se sembró ñame isleño criollo y la variedad Batle rastrero. En todos los casos la fuerza de trabajo utilizada fue la de la familia (1 hombre 8 horas el fin de semana, con la ayuda de 2 mujeres y 1 hombre en la preparación del suelo y la siembra). Resultados productivos alcanzados en un año Como se puede observar en la Tabla 1 (resultado de la siembra de primavera de 1995), se obtuvieron 6.371 libras (63.7 kg) más 1.720 mazorcas de maíz tierno, lo que equivale a 21.2 q de viandas, granos y hortalizas per cápita en la familia. El cultivo más productivo fue la yuca (CMC-40) con más de 3 kg./m2; el sistema de cultivo más apropiado resultó ser la yuca intercalada con maíz, (3,31 kg/m2) y la asociación malanga + tomate + maíz con pepino como cultivo intercalado y de relevo, la que aportó cosechas mejor distribuidas y un rendimiento aceptable (2,95 kg/m2). Como resultado de la siembra de verano, se obtuvieron 161 Ibs de frijol y 190 de tomate. Aunque el rendimiento fue bajo, (0,14 kg/m2), en el caso del tomate, superó la media nacional con 1,75 kg/m2, equivalente a 18 t/há. (FAO 1993), y con relación al frijol, si tomamos en cuenta el precio de éste, en esa época el valor de la producción justifica el esfuerzo realizado y garantiza el suministro de dicho grano para gran parte del año. En el invierno (diciembre 96-enero 96) sólo se sembró tomate y maíz + frijol intercalado, en ella podemos observar que de tomate se obtuvieron 1,23 kg/m2, equivalente a 12,3 t/há, superando también a la media nacional, en el caso del frijol se obtuvo 0,04 kg/m2, lo que demuestra una baja productividad de la siembra en esta fecha, independientemente de que los precios a que se vende el frijol en el mercado agropecuario justifican el esfuerzo realizado. El conjunto de productos cosechados y no contabilizados incrementan la disponibilidad de alimentos para el hogar y que no sobrecargan la canasta familiar, aspecto que hace a los parceleros menos dependientes de las diferentes formas de distribución de dichos productos. Conclusiones La distribución de tierra a pequeños parceleros es una medida justa, juiciosa y estratégica frente a los momentos actuales de nuestra agricultura.
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