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Biodiversidad, sustento y culturas cumple 30 años

by Biodiversidad | 20 May 2024


Cuando comenzó la revista Biodiversidad, sustento y culturas en 1994 el punto nodal, como ahora, fue el reconocer que Latinoamérica necesitaba con urgencia una articulación desde abajo, que no sólo pasara por lo institucional sino que tejiera sus correlatos, sus argumentos, a partir de las informaciones y claridades que comenzaban a fluir de todos los rincones.

Hoy está muy normalizada la globalidad, pero cuando comenzó Biodiversidad, tal vez se estaba inaugurando la conciencia plena de estar en ella.

Las reformas estructurales de fines de los ochenta habían sonado la alarma de cambios enormísimos porque afectarían al conjunto de países que se mantienen acuerpados en Naciones Unidas, y a las estructuras internas de los mismos. Estos países convenían con un cierto número de instancias jurídico-políticas internacionales y con los organismos económicos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), vigente desde 1947, se reconvirtió en Organización Mundial de Comercio (OMC), un año después de la firma del TLCAN que en- tró en vigor en 1994, justo hace treinta años. Ese TLC y su interminable secuela de tratados y acuerdos bilaterales de comercio e inversión, desatados a partir de ese primer hito en la historia de estos acuerdos “comerciales”, son un parteaguas que cambió la textura global de las relaciones comerciales y de inversión. Pero también el tejido de relaciones entre los gobiernos y entre éstos y sus sociedades, al extremo de desarmar muchos aparatos jurídicos. Le abrían margen de maniobra a las empresas mientras se cerraban y se siguen cerrando los espacios legales para que la gente, las poblaciones, defiendan sus intereses. La llamada demo- cracia formal profundizó su erosión y el mundo entró en una etapa inusitada de homogenización de los términos de referencia de sus relaciones internacionales.

Con un ojo histórico de largo alcance y un horizonte amplio en su perspectiva, los zapatistas se dieron cuenta de los cambios casi que irreversibles que se cernían sobre el mundo y sobre las estructuras jurídicas, políticas, económicas y sociales del mundo como lo conocíamos. El levantamiento que respondió a la puesta en vigor del TLCAN fue su respuesta sideral y desató unas certezas y unas convicciones que hoy día son más vigentes que entonces. En 1994 apenas se avizoraban los efectos y en cambio hoy, batallamos desde tantos rincones contra los efectos de los tratados y todas sus repercusiones pues rozan infinidad de ámbitos de la vida de la gente, de la vida de la naturaleza biodiversa y del destino del planeta.

En los primeros números de Biodiversidad, el equipo editorial estuvo conformado por GRAIN y REDES-Amigos de la Tierra, con participación de Nelson Álvarez, Silvia Ribeiro y Karin Nansen, entre otros. Ya entonces se percataban de la privatización y acaparamiento de lo que entonces le llamaban recursos genéticos y la fabricación de cultivos resistentes a los herbicidas, modificados genéticamente. Comenzaba a entenderse la estafa que estas manipulaciones entrañaban, y a la vez la revista abría la cancha para que la sociedad civil latinoamericana pudiera ventilar sus preocupaciones, compartir sus informaciones y fluir vinculando rincón con rincón, estudio con estudio, con una dificultad comunicativa mucho mayor, lo que nos habla del empeño de quienes iniciaron Biodiversidad, sustento y culturas, en la búsqueda de una articulación continental.

También comenzaban a entenderse los propios tratados de libre comercio y sus repercusiones ya anotadas, en particular las relacionadas con la privatización de semillas y del material vegetativo en obediencia a los llamados “derechos de obtentor” que, como bien afirma Camila Montecinos, son el equivalente a que “alguien se quiera apropiar de una casa que lleva muchos años o siglos de construcción, por el solo hecho de haberla pintado”.

Esa sociedad civil inicial con REDES-Amigos de la Tierra, Grupo ETC y GRAIN, comenzó súbitamente a tender puentes entre los movimientos, organizaciones y comunidades en Latinoamérica.

La revista surfeó muchos años en la eficaz distribución por correo que activó Martín Drago como parte de REDES, una labor titánica que conectó a muchas organizaciones, comunidades, entidades académicas y movimientos mediante esa revista que llegaba por correo a alimentar las discusiones. Con la participación de GRAIN, más activa desde el 2001, Carlos Vicente y Camila Montecinos comenzaron a ser parte fundamental de la articulación y la sistematización de argumentaciones, información y propuestas prácticas de acción.

Un hito importantísimo en la revista fue la paciente y dedicada labor de Carmen Améndola quien desde el número 24 fuera editora casi 10 años hasta el momento de su fallecimiento. No hay mejor testimonio de su cariño por Biodiversidad, que lo escrito por Nelson Álvarez al momento de su muerte: “Carmen siempre me quiso hacer creer que aprendía mucho conmigo. Fue su ma- nera de ser, dándole p´arriba a la gente, rápida en subrayar lo positivo. En la crítica necesaria, cuidadosa y certera. A los que fueron sus estudiantes tiene que haberles llamado la atención cómo se puede ser intelectualmente brillante sin caer en la arrogancia.

Hoy está muy normalizada la globalidad, pero cuando comenzó Biodiversidad, tal vez se estaba inaugurando la conciencia plena de estar en ella.

Siempre he admirado a quienes, como Carmen, acometen con el mismo entusiasmo la coordinación de un evento universitario con invitados internacionales, como la corrección cuidadosa de una carta enviada para su publicación por una organización cam- pesina. Creo que lo hice antes, pero de todas maneras aprovecho para decirlo ahora: Carmen, no sabes lo mucho que aprendí con vos. Sé que somos muchas y muchos los que podríamos aportar anécdotas sobre Carmen. A mí me gustaría cerrar recordando a Carmen una mañana en la plaza de la ciudad de Cochabamba, cuando por azar fuimos testigos de un cabildo abierto donde miles de bolivianos discutían los pasos a seguir en la lucha por el agua. En algún momento miré a Carmen, que estaba a unos metros de distancia, y pude ver en su cara una sonrisa que traslucía el optimismo de que sí, otro mundo es posible”.

No podemos sino celebrar el paso de Carlos Vicente por GRAIN, por el sitio biodiversidadla.org, por la revista Biodiversidad y la propia Alianza, que comenzó a consolidarse al momento en que la revista comenzó a imprimirse en forma dislocada en varios de los países, en lugar de distribuirse desde Montevideo. La edición se asumió desde México, con un impulso colectivo: la Alianza, con referentes cruciales como Elizabeth Bravo de Acción Ecológica, Germán Vélez del Grupo Semillas, Silvia Rodríguez y Henry Picado de la Red de Coordinación en Biodiversidad de Costa Rica, Pancha Rodríguez desde CLOC y la Campaña de Semi- llas de vía Campesina en Chile, María José Guazzelli y Leonardo Melgarejo desde el Centro Ecológico Ipé en Brasil y de pronto, con la ductibilidad y la magia en la coordinación por parte de Carlos, el flujo de los años había transcurrido poniendo en la mesa de la discusión cruciales debates urgentes, situaciones insoportables, luchas impostergables. Eran y son las reivindicaciones más sensibles de un conjunto de comunidades, movimientos y sus organizaciones que habían decidido utilizar la revista como herramienta de vinculación y entendimiento, mediante la información y los datos, los testimonios, la teorización, la sistemática labor de reunir este cúmulo de saberes en las páginas de una revista y en el pulso cotidiano de un sitio como biodiversidadla. org. Con la participación de Lucía Vicente, Carolina Acevedo y por unos años María Eugenia Jeria, el sitio se mantuvo así hasta el reciente fallecimiento de Carlos Vicente, que con su siembra seguirá siendo un referente fundamental para quienes continua- mos con la vinculación de la Alianza, la edición de la revista y la presencia del sitio que ahora es organizado por un equipo de CLOC.

En los años se han incorporado a la Alianza personas y organizaciones como José Godoy y Evangelina Robles del Colectivo por la Autonomía, Fernanda Vallejo y Verónica Villa del Grupo ETC, Octavio Sánchez de la Asociación Nacional para el Fomento de la Agricultura Ecológica (ANAFAE) de Honduras, Fabián Pachón de la Federación Nacional Sindical Agropecuaria (Fensuagro-CLOC) de Colombia, Marielle Palau y Abel Irala de Base-Is en Paraguay, quienes desde sus organizaciones colaboran cercanamente con la continuidad e incluso la administración o la coordinación de la Alianza y de una revista que documenta el acaparamiento de tierras, el desmantelamiento jurídico de todo lo que defendía ámbitos y bienes comunes (en particular los bosques, las aguas, las semillas nativas, libres, ancestrales, de confianza), el auge del extractivismo de petróleo, gas y minería más y más invasiva y dañina en las re- giones. Por las páginas de la revista y por el sitio biodiversidadla.org se documenta la expansión del monocultivo predatorio en gran- des extensiones: soya, palma africana, maíz industrial, cultivos que desplazaron la diversidad de las siembras nativas y expulsaron a las poblaciones que se cuidaban mutuamente con estas siembras. Gracias a Biodiversidad se ha vuelto claro el enredo de normas, leyes, y políticas públicas con las que los gobiernos promueven la deshabilitación: que nadie pueda resolver por medios propios lo que más le importa y que tenga que recurrir a expertos que intermedian o a la “superioridad” que vigila, administra y castiga.

El crimen organizado se expandió y permeó la vida diaria, se tornó crimen “autorizado”, cada vez con más relación con empresas “legales” y gobiernos.

Hoy estamos ante un Estado cuyas estructuras mismas son criminales y que, embozado, promueve servidumbre por deuda, semi-esclavitud mediante una desregulación laboral, y una devastación de las condiciones de reproducción de la vida mediante desregulaciones ambientales sin miramientos.

Tras 30 años la fragmentación comunitaria la promueven los operadores de programas de asistencialismo, sectas, intermediarios empresariales, y de los partidos políticos, enganchadores, aboneros, paramilitares y comerciantes. Ésta culmina en la expulsión de poblaciones que por millares arriban a la frontera. Ahí les espera un infierno de cárceles privadas donde les hacen trabajar por un dólar al día, o la concentración en campos de gente sin destino. O la represión o la desaparición.

Biodiversidad también promueve los vínculos para enfrentar lo que sigue. Detallar los cuidados, la responsabilidad mutua, la re- producción puesta en el centro de la cotidianidad y nuestro empeño de ser comunidad reivindicando cada una de las luchas ineludi- bles, inescapables, contra leyes e imposiciones, contra la devastación, persecución, despojo o exterminio. La postura de Biodiversidad es fomentar la resistencia anticapitalista, la defensa y cuidado de las semillas nativas y de los territorios de los pueblos y comunidades, no sólo originarias, sino afrodescendientes o simplemente campesinas, en campo y en ciudad. La soberanía alimentaria es un primer paso real a la autonomía. Producir los alimentos propios, zafarnos de las dependencias, no tener que pedirle permiso a nadie para ser, defender y proponer.

Son éstas las resistencias puntuales, las luchas realmente existentes, inapelables. Y falta vincular más todas las luchas y la investigación e información alterna, nuestra; un entendimiento en común mediante talleres, asambleas y organización, cuadernillos, folletos, infografías, manuales, carteles, podcasts y programas de radio. Todo esto es la articulación entre sitio y revista como parte de lo que fluye de la Alianza Biodiversidad. Busquemos entender lo inentendible, que las piezas ajusten en el rompecabezas, que miremos el panorama y el detalle. Y que nos sepamos juntas, como personas, entidades, comunidades, organizaciones, gracias a configurar este movimiento, la articulación que continúe en los años que vienen.


Foto: Cultivo suntuario de berries de exportación en Tala, Jalisco. Las precarias condiciones laborales definen al llamado Gigante Agroindustrial de hoy. Por: Jerónimo Palomares

Author: Biodiversidad