En Asia, campesinos, organizaciones de mujeres, activistas de la salud y otros grupos, trabajaron en conjunto creando alianzas para derrotar el acuerdo comercial mega-regional conocido como RCEP. Las comunidades lucharon para proteger los espacios de los mercados locales y de los vendedores callejeros y se levantaron contra las masivas fusiones corporativas, como la adquisición de Syngenta por parte de ChemChina. En América Latina, las organizaciones sociales desplegaron poderosos esfuerzos de resistencia para detener la Asociación Trans Pacífico (TPP) y las “leyes de semillas Monsanto” a nivel nacional, leyes que devastarían la biodiversidad y el manejo de semillas a nivel local. Resistieron contra los acaparamientos de tierras, incluso aquellos impulsados por los fondos de pensiones de Norte América y de Europa y reafirmaron los derechos de la mujer a la tierra y los recursos. En África, se movilizaron grupos para llegar al fondo de las polémicas adquisiciones de tierras que involucran a las instituciones europeas de financiamiento al desarrollo y compartieron estrategias para resistir la expansión de los monocultivos de palma aceitera de las corporaciones.
En todo el mundo se trabajó mucho en proteger y fortalecer la agricultura campesina en pequeña escala, como una solución más justa, equitativa, democrática y sustentable para la alimentación de las personas. Talleres de capacitación y escuelas de agroecología fueron esenciales para este objetivo, al igual que los esfuerzos de promoción y divulgación para crear conciencia pública de que la agricultura campesina y los mercados locales son una parte crítica de la solución al caos climático.
En estrecha colaboración con nuestras contrapartes en la región y a nivel internacional, GRAIN trabajó apoyando todos estos esfuerzos, mediante investigación e información, divulgación, fortalecimiento de alianzas, capacidades y saberes. Este informe comparte algunas de los puntos destacados del año y, los desafíos que enfrentamos.