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Ataques, polĂ­ticas, resistencia, relatos

by Biodiversidad | 21 Feb 2014

33 días de criminalización en carne propia

Uno de los aprehendidos a resultas de la masacre de Curuguaty, Paraguay en junio de 2012 cuenta su historia de primera mano y algunos vecinos de su comunidad hablan de cómo lo sacaron de las garras de la tortura y la prisión:

–El día de la masacre de Curuguaty yo me enteré y me llamaron para que me viniera a la comunidad, y no anduviera en los caminos. Cuando venía para la comunidad recibí una llamada a mi celular, lo reviso, devuelvo esa llamada y me entero que un compañero campesino de la comunidad donde yo hago la limpieza técnica fue herido en esta masacre y entonces me pidieron que fuera a ver y me fui al centro de salud para justamente ver qué era lo que pasaba y quién era y cómo estaba el compañero herido. Pero cuando llegué al centro de salud me apartaron y me dijeron que traía la misma vestimenta que los compañeros que estaban haciendo la ocupación, entonces me inculparon de que era parte y ahí mismo me tomaron preso.

Me llevaron directamente al calabozo de Curuguaty, donde estuve ahí tres días y ahí fui torturado física y mentalmente. Me maltrataron muchísimo ahí en la comisaría y después de tres días me trasladaron a la penitenciaría de Coronel Oviedo y ahí estuve treinta días más los tres días primeros, suman los 33 días que me tuvieron detenido.

Hubo mucha tortura física, todos los días por media hora cada día recibía torturas físicas y después las 24 horas del día torturas psicológicas que sentí en carne propia. Era como sistema que los policías entre ellos empezaban a amenazar de muerte a uno o a otro apuntando indistintamente, dirigiéndose a alguno diciendo: “a ver  a quién le vamos a matar esta noche, a quién le vamos a castrar esta noche, a quién le vamos a desaparecer esta noche, entre ellos empezaban a hacer esta conversación enfrente del resto de nosotros”.

Lo que hizo la comunidad fue hacer una manifestación de cinco días. La juventud y los vecinos se organizaron y fueron a la fiscalía, ante esa presión nuestro compañero salió de la cárcel. La presión de la comunidad, que se organizó, fue lo más importante para su integridad física.
También fue muy importante la incidencia de las radios comunitarias que se juntaron en una misma voz. Hicimos enlaces, ya sea de ahí y transmitimos acá o de acá para allá con otras regiones de aquí la zona. Hicimos un enlace permanente para organizar a la gente. Por medio de llamadas telefónicas organizamos la movilización: “yo voy a llevar una bolsa de mandioca, yo voy a llevar maíz, yo voy a llevar maní, yo voy a llevar miel”, decían las señoras, los hombres, las muchachas, y así nos juntamos, así preparamos la movilización para la resistencia por medio de la comunicación. A fines de junio y julio, cuando el frío era intenso, era como una llovizna intensa, nos fuimos por lo menos cinco días intensos —los que protagonizaron la movilización la mayoría fueron jóvenes.

El mismo día de la masacre, nos llegaba la información desde Curuguaty, y nosotros empezamos a publicar y a publicar en las redes sociales y teníamos contacto con una página de información pública que se creó después del gobierno de Lugo. Tuvimos contacto con la gente que trabaja en la producción. Y enviando información llego Amnistía Internacional.  Nos fuimos los de la comunidad y otras varias comunidades directo a la ciudad de Curuguaty, hasta que hicimos que se lograra la libertad condicional, que saliera por lo menos de la cárcel. Y estuvimos esperando, pero tuvimos el acompañamiento amplio de la gente de Curuguaty, incluso parientes de nuestro compañero tenían un grupo de banda para alegrar a la gente. Entonces se bailaba, se esperaba. Y el último día, cuando se logró su libertad, por lo menos en forma condicional, hubo un festejo de la gran siete, estuvimos transmitiendo al aire incluso a la familia que no pudo ir y, por lo menos, él llegó como a las veintidós horas o veintitrés horas a Curuguaty junto a nosotros porque decidimos esperarle. Le esperamos y vinimos todos juntos en la noche. Unos llegamos a las dos, a las tres de la madrugada por ahí llegamos todos y todas. Esas vivencias están también en las redes y en la radio. De todo lo horrible hicimos  una experiencia muy linda que a la vez unió a la gente que no estaba antes, gente que no participaba aquella vez y por lo menos se movieron todos. Y lo mejor es que se consiguió lo que se quería. Y hace poco, la semana pasada, el 9 de octubre se logró ya la libertad plena otra vez. l

De la resistencia o la defensa de los territorios

El pasado sábado 1 de febrero, pobladores de Luz Bella observaban atónitos como una topadora, con resguardo policial, deforestaba un lote en su comunidad, en plena vigencia de la Ley de Deforestación Cero en la Región Oriental. Toda la comunidad, de norte a sur (según palabras de los luzbellanos) se unió para detener este delito ecológico. Esto les costó una violenta represión por parte de la policía. La gente estaba ejerciendo su derecho a la defensa de la vida. Luz Bella, con las manos de todos los paraguayos en las suyas, estaba previniendo la comisión de un delito.

Luz Bella es una colonia del distrito de Guayaibí, departamento de San Pedro, conformada en 1973. En el año 1998 inició un proceso de planificación territorial con la creación de un Centro Ecourbanístico que delinea los parámetros de desarrollo de la comunidad. No fue sino hasta el 2005 que la soja y los agronegocios irrumpieron en la zona, iniciando un proceso de degradación y fuertes impactos socioambientales.
Esta situación impulsó a organizaciones de Luz Bella, entre ellas la ACPAE-LB (Asociación Campesina de Productores Alternativos y Ecológicos de Luz Bella), a dar los primeros pasos con autoridades locales de Guayaibí en la elaboración de un Plan de Ordenamiento Territorial (POT), herramienta clave para detener la destrucción que acompaña el avance del agronegocio.

Los relatos de pobladores de la Colonia Luz Bella indican la reaparición de conocidas prácticas de la dictadura stronista como el amedrentamiento, mediante extraños que incursionan en la comunidad para “recabar” información sobre líderes y dirigentes comunitarios en base a amenazas. Un día después de la represión, un confuso episodio tiñe de sangre la Colonia Luz Bella con el asesinato de un poblador. El conflicto está instalado.

Éste es apenas uno de los tantos casos de los conflictos que se están viviendo en estos días en el campo. Conflictos motivados por el avance agresivo de los agronegocios, de la mano de fumigaciones ilegales y desmontes ilegales en varias zonas de la Región Oriental del Paraguay.

Una mirada rápida de las manifestaciones, movilizaciones y acciones del sector campesino configura con mucha claridad un mapa de la resistencia en el Paraguay, que también puede ser visto como el mapa real de la soberanía sobre los territorios. Comunidades y asentamientos en los departamentos de Alto Paraná (El Triunfo, en Minga Guazú; Lote Ocho, en Minga Porá; San Isidro, en Los Cedrales; Chino Kue y Tierra Prometida, en Itakyry; Pto. Indio, en Mbaracayú), San Pedro (Luz Bella, en Guayaibí; asentamiento Estrellita Aguaray y Colonia Ara Vera, Compañía 8 de Diciembre, Colonia San Vicente, asentamiento Crescencio González, en General Resquín; Tapiracuai Loma, en Capi’ibary), Canindeyú (Maracaná, Colonia Tava Jopói, Marina Kue, Suizo Kue, en Curuguaty), Caaguazú (Distrito de La Pastora; Comunidad Tacuatí Guazú, en San Joaquín; Colonia Ñurumi, en Repatriación), son algunos ejemplos de la defensa de los territorios por parte de los campesinos en nuestro país.

Se ha observado un tratamiento sumamente desprolijo de parte de las autoridades en el manejo del conflicto. Varias de ellas han manifestado incapacidad institucional, rehuyendo así de los roles que les competen y que son la justificación misma de su existencia.

La resistencia no genera violencia, como muchos sectores quieren hacer creer. La resistencia es un acto de defensa, defensa de la vida, de la salud de los territorios y su gente. La fuente de la violencia es otra. La violencia es generada por quienes se apoyan en la ilegalidad para “producir”, contaminando a su paso y degradando la calidad de los ecosistemas, deteriorando el buen vivir de la gente.

La resistencia es criminalizada en este esquema irracional donde las acciones del gobierno determinan un resguardo del interés particular por sobre el interés común.

Nuestro apoyo hoy, el único posible, es a la resistencia. El apoyo a los Defensores de los Derechos de la Naturaleza
SOBREVIVENCIA, Amigos de la Tierra Paraguay
7 de febrero de 2014


Defender las semillas campesinas es luchar por nuestro derecho a la vida

Nosotros, campesinos y campesinas de África que somos parte de La Vía Campesina, nos reunimos del 12 al 14 de noviembre en Zimbabue, en el Centro de Permacultura de Fambidzanai, para comentar y preparar nuestra defensa de las semillas campesinas africanas y resistir los ataques perpetrados por empresas e instituciones.

Para nosotros, campesinos y campesinas que producimos a pequeña escala, las semillas son la base de la vida. Son parte esencial de las culturas creadas por las generaciones anteriores y sirven para transmitir los saberes adquiridos por las comunidades campesinas de todo el mundo. Se integran en un proceso constante de creación y renovación. Las semillas campesinas son patrimonio de todas las comunidades de campesinos y campesinas que las utilizan para alimentar al mundo. Son la base misma de nuestra soberanía alimentaria. Sin semillas, la autonomía de los campesinos es imposible.

Ahora está en juego el futuro de las semillas campesinas. A lo largo de los últimos 20 años, las empresas multinacionales han aumentado el control que ejercen sobre las semillas. Como resultado, la diversidad de las semillas desaparece a pasos agigantados y se puso en riesgo el acceso a las mismas por parte de las generaciones futuras.

En nuestro continente se intensifican los ataques contra los sistemas de semillas tradicionales y los derechos de los campesinos. Estamos en un momento crucial y la amenaza para nuestra autonomía adopta diversas formas.

Rechazamos la introducción de tecnologías en el marco de la Revolución Verde. El paradigma se basa en gran medida en la uniformidad y privatización de las semillas, en insumos externos y contaminantes. Es una tentativa más por parte de las multinacionales para hacerse con nuestros mercados. Como africanos, nos negamos a ser el nuevo juguete del agronegocio y rehusamos convertirnos en esclavos de las empresas a través de sus semillas. Estas semillas uniformes crean una dependencia para los campesinos y no ofrecen ninguna garantía de que los ingresos y los rendimientos serán superiores. Se están imponiendo los transgénicos a campesinos y consumidores que ni los quieren ni los necesitan. Rechazamos también las semillas “suicidas” diseñadas genéticamente para ser estériles. Son inmorales, peligrosas y destruyen nuestra capacidad para conservar las semillas tras la cosecha.

Rechazamos de plano los derechos de propiedad intelectual sobre organismos vivos, como se establecen en la UPOV y en otras leyes injustas. Rechazamos la entrada en vigor de las leyes sobre semillas que criminalizan la vetusta práctica campesina de replantarlas e intercambiarlas. Incluimos las nuevas normas aprobadas en África por mediación de ARIPO (Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual), COMESA (Mercado Común para África Oriental y Meridional) y SADC (Comunidad de Desarrollo del África Meridional).

La asignación del dinero procedente de donantes para promover el agronegocio y la Revolución Verde está haciendo de algunas ONG y determinados donantes, meros proveedores de servicios para las multinacionales.

En África, los campesinos son un 80% de la población. Producimos la gran mayoría de los alimentos que germinan. Ya es hora de que se nos consulte al elaborar políticas que nos afectan directamente. Nos negamos a ser excluidos. Nos hemos comprometido a dar voz a los productores en pequeña escala en estas cuestiones que nos atañen directamente.

Reconocemos el papel protagonista de las mujeres en la conservación, la selección y el intercambio de semillas. Son ellas quienes velan por nuestros saberes tradicionales.

Tras los debates, nosotros, campesinos y campesinas dedicados a la producción sostenible a pequeña escala, hemos acordado exigir:
* Respeto a los derechos de los campesinos de sembrar, conservar, vender e intercambiar las semillas.
* Procesos de consulta y participación para cualquier negociación sobre políticas de semillas, registro de patentes sobre organismos vivos y derechos de propiedad intelectual.
* Prohibición de los transgénicos en los campos y en los alimentos.
* Protección de las semillas campesinas locales y tradicionales frente a la biopiratería y la contaminación genética.
* Políticas en favor de la soberanía alimentaria.
Nosotros, campesinas y campesinas de África que nos dedicamos a la producción sostenible a pequeña escala, estamos decididos a reclamar nuestro espacio y conseguiremos aumentar la visibilidad de nuestro trabajo en el campo. Seguiremos aunando fuerzas y ampliando nuestras bases. Resistiremos y defenderemos nuestras semillas. Llevaremos a cabo las siguientes acciones:
* Impartir formación e intercambiar saberes a nivel político y práctico.
* Difundir información en colaboración con nuestros aliados.
* Concienciar y movilizar para influir en las políticas.
* Elaborar materiales en el idioma local de nuestros miembros.
* Recopilar saberes tradicionales para preservar y procesar las semillas.
 
En defensa de nuestras semillas campesinas y de toda la humanidad
¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!
La Vía Campesina | 20 de noviembre 2013

Fallo de la justicia argentina exige interrumpir planta de Monsanto en Córdoba

La sentencia declaró inconstitucionales las ordenanzas municipales que aprobaron la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas

Celeste Caminos, La Gran Época, 9 de enero, 2014. La Sala Segunda de la Cámara del Trabajo de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Córdoba, resolvió, el miércoles 8 de enero, a favor de los vecinos y el Club de Derecho, sobre interrumpir una planta de Monsanto en Malvinas Argentinas.

En un amparo presentado en septiembre de 2012, se solicitó la detención de la obra de la empresa. El recurso presentado contra la Municipalidad de Malvinas Argentinas planteó inconstitucional la ordenanza municipal que autoriza a Monsanto Argentina SAIC a realizar las tareas preliminares para la obra de la Planta de Acondicionamiento de Semillas de Maíz.

El fallo judicial se presentó favorable a los vecinos de Malvinas Argentinas al declarar “arbitraria e inconstitucional” la Resolución Nº 595/2012, dictada por la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba, y las ordenanzas 808/2012 y 821/2013 sancionadas por la Municipalidad de Malvinas Argentinas, que habilitan a Monsanto a construir la planta sobre la Ruta A-88, a 16 kilómetros de la capital cordobesa.

Como medida cautelar, el amparo exige que se suspendan las obras de la planta acondicionadora de granos de la empresa Monsanto en Malvinas Argentinas, hasta tanto se presente el estudio de impacto ambiental y se realice la consulta popular correspondiente, según lo estipula la Ley General de Ambiente N° 25675.

Por su parte, la empresa Monsanto emitió un comunicado, que anuncia que va a apelar la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia, “dado que considera legítimo su derecho a construir la planta al haber dado cumplimiento con todos los requisitos legales y haber obtenido las autorizaciones para ello conforme la normativa vigente”.

Adrián Viplana, gerente de Asuntos Corporativos de Monsanto, consideró ayer en una entrevista, que no están de acuerdo con la sentencia y que, una vez finalizado el estudio de impacto ambiental, generarán la instancia de debate a través de audiencia pública.

También designó como “ficticia” la paralización de la obra, ya que la misma se encuentra en estas condiciones debido al bloqueo.

Desde el día 19 de septiembre de 2013, vecinos autoconvocados y ambientalistas, detuvieron el ingreso de materiales de construcción a la obra civil, turnándose día y noche para que la construcción de la planta no pueda continuar.

Con respecto a esta situación, Monsanto emitió un comunicado el día 30 de diciembre, repudiando las acciones de los manifestantes y declarando que “hace más de tres meses que los empleados y contratistas de Monsanto no pueden ejercer el derecho a trabajar”.

La Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, declaró en un comunicado en su Facebook, que el “acampe” va a continuar. “Ahora vamos a ser guardianes y veedores del cumplimiento de la sentencia judicial y seguiremos atentos los pasos que vaya dando el gobierno nacional, provincial y municipal”, destacaron.

La activista Sofía Gatica, manifestó en su Facebook: “no debemos pensar que Monsanto se va... debemos estar en alerta... de aquí no nos movemos más allá de haber ganado la batalla hasta que salga la decisión política del gobierno nacional o provincial”.

En un video publicado en youtube, una vecina de Malvinas Argentinas declaró que apuestan a que Monsanto se retire de Córdoba y que “se terminen los cultivos transgénicos porque van asociados a las fumigaciones con veneno y eso está provocando gravísimos daños en el ecosistema y en la salud de las poblaciones”.

http://www.lagranepoca.com/30581-fallo-justicia-argentina-exige-interrumpir-planta-monsanto-cordoba

Honduras territorio Monsanto: maíz y democracia transgénica

En 2007, Héctor Hernández, ex ministro de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) denunció haber sido “amenazado por transnacionales que producen transgénicos, ante la posibilidad de cerrarle el mercado en Honduras”

En un reporte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) indicó que para el 2011 en Honduras existían 29 mil 579 hectáreas de maíz transgénico, siendo uno de los cinco países  en Latinoamérica que poseían ese tipo de cultivos.

Las variedades BT (MON810), Roundup Ready (RR) (NK603), Herculex I y VTPRO (MON 89034), son producidas de forma comercial en siete departamentos del país, y supuestamente han sido excluidos los departamentos de Intibuca, Lempira y Gracias a Dios. La escuela Panamericana de Agricultura conocida como el Zamorano, sembró 332 hectáreas en el periodo 2011-12, como parte de una estrategia de implantar los OGM en Honduras.

Según la Asociación de Productores de Granos Básicos, para finales del 2012, en Honduras un 20% de su cosecha es proveniente de cultivos transgénicos, y en un futuro cercano se incrementará exponencialmente el uso de cultivos genéticamente modificados. A inicios de ese año el gobierno de Honduras anunció una inversión de mil  millones de dólares destinados a la siembra de granos básicos específicamente maíz, programa denominado “Visión 20-20”.

En abril del 2013, Monsanto, Bayer y Nordic, efectuaron el lanzamiento de la segunda fase del programa, bajo el lema de “Sembrar País con más Maíz¨, con la meta de sembrar 10 mil hectáreas de maíz, y unas 90 mil hectáreas para el 2020.

Un análisis de Ángel Aguilar, intitulado “Situación de los transgénicos en Honduras” afirma que en forma accidental, una donación de semillas de una iglesia evangélica diseminó casi en forma incontrolada semilla transgénica de maíz por el departamento de Intibucá, extendiéndose su cultivo por los departamentos de Santa Bárbara y Copán”. Posteriormente  se dieron  denuncias sobre la contaminación de las variedades criollas con la variedad StarLink, la que había sido declarada no apta para el consumo humano. El StarLink fue diseminado a través de maíz donado por el Programa Mundial para Alimentos (PMA).

Aparentemente los primeros cultivos de maíz transgénico en Honduras fueron realizados en el Valle del Guayape en el año 2002, y son el señor Porfirio Lobo y Juan Artica los pioneros en la siembra de maíz Bt. Se supone que existieron ciertas restricciones en cuanto a la siembra de maíz transgénico en el sur del país, específicamente en Choluteca ante la presencia de teocinte, una de las variedades originales del maíz.

Al igual que la contaminación genética del maíz, la frágil democracia en Honduras ha sido contaminada con el gen de la tiranía. Y es casualmente el señor Porfirio Lobo uno de los pioneros en la imposición de un régimen, el cual disfrazado de democracia ha venido demoliendo el estado de derecho, ejerciendo el poder en un agitado mar de violencia, que ha servido de pretexto para militarizar cada día mas a Honduras.

Después del golpe de Estado del año 2009, Honduras se ha convertido en un laboratorio económico, social y político, siendo el  estado fallido inducido un caldo de cultivo para finiquitar la soberanía nacional y destruir los magros sociales obtenido a lo largo del siglo XX. Con la emisión de la Ley RED-ZEDE (ciudades modelo), la Ley Hipoteca, la flexibilización del mercado laboral, pasando por la entrega del territorio nacional a través de las concesiones  para minería explotación de hidrocarburos; se ha colocado el país en manos de los inversionistas extranjeros.

La autocracia que ha caracterizado el actual régimen aunado al golpe desde el Congreso Nacional a la Corte Suprema de Justicia y el ensayo de fraude cometido en las elecciones internas del año pasado, son señales inequívocas de una democracia fallida. Al igual que el maíz genéticamente modificado por las empresas estadounidense, la democracia en Honduras padece de modificaciones letales inducidas desde el imperio con fines de perpetuar nuestro sometimiento y replicar la formula a lo largo y ancho del continente. l


Sambo Creek, 19 de noviembre del 2013
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH
Ver el texto completo en:
http://ofraneh.wordpress.com/2013/11/19/honduras-territorio-monsanto-maiz-y-democracia-transgenica/

Author: Biodiversidad
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  • [2] http://ofraneh.wordpress.com/2013/11/19/honduras-territorio-monsanto-maiz-y-democracia-transgenica/